lunes, 5 de noviembre de 2007

El Reino

Arabia Saudí se compra Hollywood
por Debbie Schlussel

Empezaré desde el final de la película "El Reino" para dar una idea general del argumento. No voy a reventarla. Es un comentario importante de la yuxtaposición de dos hombres, dos escenas, en la conclusión de la película.
En el final de "El Reino" se nos muestra a la familia de un líder terrorista recién abatido por el FBI en Arabia Saudí. La madre saudí pregunta a su hijo porqué no llora o muestra miedo después de acabar de ver el abatimiento a tiros de su abuelo líder terrorista a manos de los agentes del FBI, un negro y una mujer. El joven responde:
Me dijo, “No te preocupes, hijo mío. Los mataremos a todos”.
Entonces, la cámara gira al agente negro del FBI (Jamie Foxx), el principal agente del contraterrorismo implicado en la muerte del terrorista -- su raza es importante porque la mayoría de los negros en Arabia Saudí son esclavos y se les ve como inferiores, se les denomina “abed” (esclavo) incluso si no lo son. El joven hijo le pregunta qué dijo para confortar a la afligida hija de un agente del FBI asesinado en un atentado terrorista (cometido por el líder terrorista abatido). El agente del FBI (Foxx) informa a su hijo:
Le dije que los mataríamos a todos.
En última instancia, ese es el mensaje del thriller de suspense "El Reino". El principal agente del contraterrorismo del FBI y el jefe terrorista son moralmente equivalentes. Dicen lo mismo. Tienen el mismo mensaje. Ambos son asesinos. Uno no es mejor que el otro.
Pero aparte de eso, antes de que decida si ver o no la novedad fuertemente promocionada de "El Reino", debe hacer un cuestionario corto. Solamente tiene una pregunta:
¿Cuál de los sucesos siguientes forma parte de la vida real?:
Tras el atentado de 1996 contra las Torres Jobar, el Reino de Arabia Saudí permitió a un equipo de agentes del FBI ingresar en el país para investigar, un multimillonario príncipe saudí ayudó extensamente al FBI, y un coronel de la policía saudí ayudó con entusiasmo al FBI a rastrear a los asesinos terroristas dentro del Reino;
Una mujer norteamericana -- agente del FBI nada menos -- es autorizada para recorrer Arabia Saudí a lo largo y ancho vistiendo una camiseta muy ajustada de manga corta, mostrando todas sus armas (no me refiero a las de fuego), y sin nada que cubra su largo pelo suelto... portando una ametralladora en el proceso;
Un hombre judío -- agente del FBI nada menos -- es autorizado a entrar en el Reino de Arabia Saudí a pesar del hecho de que su abuela reside en Israel y de que tiene tres sellos de Israel en su pasaporte de tres viajes distintos para visitarla. Al preguntar si tiene "algún problema con eso", el funcionario de la policía saudí dice, "No es motivo de preocupación", y permite al judío americano de los sellos israelíes en su pasaporte el acceso al Reino, porque en realidad es una sociedad muy tolerante;
Solamente un reducido grupo característico de habitantes de Arabia Saudí es wahabí, siendo el resto musulmanes moderados que respetan la ley llevando una vida cotidiana en el Reino;
El director del FBI no cede a los musulmanes y no informa al fiscal general sobre ello, diciendo "No pediremos ayuda a la primera de cambio" si uno de sus agentes es abatido en un ataque terrorista saudí. Dice al fiscal pro-saudí, "El final se aproxima sin importar lo que hagamos. Lo único que importa es si luchas o te rindes". Él insiste en enviar a sus hombres al Reino para investigar y para llegar allí, hace que su principal agente (Jamie Foxx) chantajee y amenace al embajador y príncipe saudí que -- ¡vaya sorpresa! -- guarda un sorprendente parecido con el embajador saudí en Estados Unidos, el Príncipe Turki Al-Faisal.
¿Cuál de estas cinco circunstancias forman parte de la vida real? ¿Cuál ha sucedido realmente o sucedería en la realidad?
Si usted responde "Ninguna de las mencionadas", entonces está preparado para ir a ver "El Reino", pero no querrá perder su tiempo y 10 pavos para contemplar esta propaganda pro-saudí.
Si usted respondió que alguna de las circunstancias mencionadas es real, claramente es demasiado ignorante para asistir a un pase de la película. Se creerá cualquier cosa que Hollywood le ponga delante. Y es peligroso.
La verdad es que ninguno de los hechos mencionados forma parte de la vida real. Pero todo lo de arriba es retratado como auténtico en "El Reino”.
En la práctica, a pesar de muchas peticiones educadas y exigencias más fuertes, los saudíes NO PERMITIERON al FBI el acceso a Arabia Saudí después de que terrorista saudíes atacasen y asesinasen americanos en el atentado de las Torres Jobar. El FBI NO LOGRÓ INVESTIGAR la escena del crimen.
En la práctica, a las mujeres -- las mujeres norteamericanas atractivas con ametralladoras en particular -- no se les permite recorrer el país sin sus brazos totalmente cubiertos junto con su cuerpo y pelo. Eso no es lo que se nos muestra, con una agente del FBI interpretada por Jennifer Garner. La única indirecta es cuando el compañero agente del FBI Jamie Foxx le informa de que "Necesitas esconder las peras" con motivo de una cena con su aliado pro-americano el príncipe saudí, que se parece físicamente al multimillonario antiamericano saudí AlWalid Bin Talal.
En la práctica, mientras se permite el acceso a Arabia Saudí a unos cuantos judíos, NO SE PERMITE EL ACCESO A NINGÚN JUDÍO procedente de Israel con sellos en sus pasaportes. Eso es una condición estricta y se encuentra oficialmente redactada y ejecutada en el protocolo diplomático saudí. Los únicos autorizados a entrar con sello israelí en sus pasaportes son los musulmanes que residen en Israel o la Autoridad Palestina siempre que se encuentren en el Hajj, realizando la peregrinación a La Meca. Esa es la única excepción y es secreta. Aun así, la película tiene la ocurrencia de mostrarnos a un agente judío del FBI Jason Bateman (que debería haberse jubilado después de “Silver Spoons”) planteando la cuestión de su pasaporte con sello israelí, con los saudíes diciendo que no es motivo de preocupación. Qué cosas.
En la práctica, casi todos los saudíes son wahabíes, seguidores de las estrictas y extremistas enseñanzas de Mohammed Ibn Abd-Al-Wahhab. No hay ningún reducido grupo de radicales, como cualquier secta, que puedan pensar de esta manera y ser apartados. Todos piensan de esta manera (excepto en el caso de los contados chiítas oprimidos y perseguidos en el Reino -- que son igual de radicales, pero que no siguen a Ibn Abd-Al-Wahhab).
En la práctica, el director del FBI Robert Mueller ha hecho de no defender a sus agentes su política, pero en su lugar rinde pleitesía a los saudíes y sus bien financiados representantes en suelo americano. Obligó a su agencia a patrocinar sus actos y parte el pan con musulmanes americanos de financiación saudí vinculados a terroristas de la manera más contundente.
En lugar de informar al fiscal general de que "No pediremos ayuda a la primera de cambio", Mueller pide ayuda con cualquier excusa y pregunta a sus amigos islamistas por todo América de qué manera les gustaría responder en cada momento. Como para haber chantajeado a alguna vez a algún príncipe saudí embajador. Vaya timo. Su nariz es marrón de manera irreversible a causa de la frecuencia con la que les besa el culo.
El resto de la película es igualmente ridícula en sus falsedades. Vemos a un mando de la policía saudí ordenando a su coronel utilizar todas sus energías para "capturar a estos criminales" que asesinan americanos. Vaya vaya. Se nos muestran incesantes escenas de un coronel pro-americano de la policía saudí departiendo cariñosamente con sus hijas, después imágenes del agente del FBI Jamie Foxx llamando a su hijo. ¿Ve? Son exactamente iguales. Somos exactamente como los saudíes. Ellos quieren a sus hijos, exactamente igual que nosotros queremos a los nuestros. Al menos ese es el propagandístico mensaje de la película.
El coronel saudí, Faris Al-Ghazi, se hizo policía porque veía "El increíble Hulk" y "El hombre de los 6 millones de dólares" cuando era un niño. ¿La televisión saudí emitía estas series allá por entonces? Muy dudoso; pero ya ve -- somos exactamente iguales. El quiere "capturar a esos hombres que asesinaron personas inocentes [americanos]". Vea. Exactamente iguales, incluso veíamos los mismos programas de televisión mientras crecíamos.
Irónicamente, el actor que interpreta al amante de los americanos Al-Ghazi, Ashraf Barhom, es un cristiano israelí que interpretaba al líder terrorista palestino en la película pro-terroristas suicida “Paradise Now".
También se nos cuenta que "Los saudíes, al igual que los americanos, no hacen labores manuales. Piensan que ello les devalúa". ¿Ve? Somos exactamente iguales, comparación 5.376. En esta película la cosa sigue y sigue y sigue.
El director, Peter Berg, afirma que "El Reino" es "98% acción, 2% mensaje". Pero está mintiendo. Es 100 por 100 propaganda... con la acción pensada para facilitar lanzarse a la yugular americana.
Berg relataba a USA Today lo inquieto que se sintió cuando a audiencias norteamericanas les gusta la película y piensan que es patriótica (como el aplauso a este timo de película, como hizo la ignorante audiencia al verla en agosto):
Cuando un pase de prueba en Sacramento estalló en aplausos durante una escena de acción - él esperaba una reacción más melancólica - informó a los ejecutivos de Universal Studios que quería un pase para una audiencia de mayoría musulmana.
“No quería que esto fuera una película de 'América la justiciera'", dice. Quería acción, pero no acción jingoísta". Como he escrito en muchas ocasiones, "jingoísta" es el término que la izquierda de Hollywood utiliza para atacar al patriotismo americano.
Después de que una audiencia londinense diera una ovación a la escena, Berg decidía que la audiencia estaba animando una victoria sobre el terrorismo, no el nacionalismo (americano), así que conservó la escena.
Como he observado en columnas anteriores, estoy segura de que detrás de esta película está el dinero saudí. Al principio los saudíes tienen mala imagen en esta película, pero al final trabajan mano a mano con los americanos para "capturar a los terroristas". Así no es como sucede en la vida real. Pero ese es el mensaje que los saudíes viene intentando desesperadamente meter con calzador al público americano -- sin mucho éxito -- durante los 6 últimos años desde que 15 de sus paisanos asesinaran a casi 3000 americanos.
Ahora han descubierto una manera de hacerlo -- a través de una insidiosa película de suspense que apenas es una envuelta exterior para un caballo de Troya saudí.
Mientras que no puedo demostrar que la financiación saudí esté detrás de esta película, ya he documentado que asesores saudíes fueron consultados acerca del argumento de la película:
¿Cuánto dinero saudí o musulmán ha ído a financiar esta película propagandística? Me encantaría saberlo, pero los créditos no proporcionan este tipo de información. Lo que sí dicen es que dos saudíes, Yamen al-Hajjar y Ahmed Al-Ibrahim (que también participan en la película) son enumerados como consultores sobre árabe, islam y Arabia Saudí. Al-Hajjar es un nacional saudí que es estudiante de la Universidad de Boston y afirma que volverá al Reino tras licenciarse para trabajar para la compañía petrolera saudí Aramco. Estoy segura de que es imparcial en cuanto a su país natal y su "pacífica" religión.
Tras publicar esto, Al-Hajjar me envió un correo electrónico y estaba claramente enfadado. Creo que al exponer al público su implicación y sus conexiones con Arabia Saudí, dejé en evidencia su plan mismo.
Independientemente de si los saudíes invirtieron o no a manos llenas en la película, claramente obtuvieron lo que pagaron.
Y como vengo observando, Jamie Foxx se encuentra en nómina de la maquinaria propagandística islamista y está muy motivado para perpetrar el timo. Decía:
Bien, mi padre biológico es musulmán... Fue un soplo de aire fresco en contraposición a lo que se ve en televisión. Fue agradable ver la otra cara bajo una luz positiva.
No es aire fresco. Es la vieja propaganda pasada con un empaque nuevo y más inteligente.
No vaya a ver "El Reino". Pero si lo hace, asegúrese de llevar un pañuelo para la cabeza y esconder su pasaporte con sello israelí. Y no olvide el detector de mentiras.

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