martes, 21 de abril de 2009

Silvia Herman

Argentina: Nuevo libro redescubre el secuestro de Adolf Eichmann
Por Gabriel Ben-Tasgal para Guysen International News

El jóven escritor y periodista neoyorquino Neal Bascomb publicó hace poco su nuevo libro "Hunting Eichmann" (Cazando a Eichmann), en donde muestra los dilemas de los agentes del Mossad y su sentido de la justicia histórica al secuestrarle en Argentina. No es el primer libro que explica el secuestro de Eichmann, ni tampoco la primera vez que se prueba la ayuda brindada por el gobierno del General Perón a los nazis. Sin embargo, Bascomb detalla en una entrevista para el diario israelí Yediot Ajaronot como tuvo que obligar a las autoridades argentinas para que le permitan fotocopiar al pasaporte argentino de Ricardo Klement (así se hizo llamar Eichmann) que le facilitó la huída de Europa o el hecho que la mujer que identificó a Eichmann en Argentina sigue ocultándose por temor a ser atacada por nazis deseosos de vengar su participación en el secuestro.

Se han publicado muchos libros sobre Adolf Eichmann y su secuestro en Argentina. Desde el libro parco y frío del jefe del Mossad de entonces Isaar Harel, llegando a la biografía de Eichmann y su captura publicada por la prestigiosa académica judía-alemana Hannah Arendt. El nuevo libro de Neal Bascomb es especial, y no solamente por el hecho que el escritor no es judío. “Hace como 15 años estaba estudiando en una universidad de Luxemburgo y de casualidad me topé con sobrevivientes del Holocausto. Ellos me dijeron que habían logrado hablar abiertamente sobre el Holocausto desde el secuestro de Eichmann. Recuerdo que el tema me sedujo desde el punto de vista histórico y periodístico. Leí todos los libros que es escribieron sobre el tema… No, no soy judío, mi familia tampoco sufrió el Holocausto, no tengo ningún tipo de relación o mi familia la tiene hacia el tema, algunas personas que sabían que estaba estudiando para escribir el libro me decían “tú no eres judíos, ¿qué te importa?... pero no es así”, afirmaba Neal Bascomb en la entrevista para el diario israelí.

Cuando uno revisa la huída de Eichmann a Argentina, no sorprende la colaboración de las autoridades de este país para con los genocidas nazis. En 1945, tras la caída del régimen nazi, Eichmann huye a Argentina por medio de la organización ODESSA con un pasaporte entregado por la delegación de Génova del Comité Internacional de la Cruz Roja el 1º de junio de 1950, que le reconoce llamarse Ricardo Klement, natural del Tirol del Sur, Italia, y de condición apátrida. Con este pasaporte, con datos falsos, recibe el permiso de inmigración otorgado por el Consulado General de la República Argentina en Génova. En Argentina, se encontraba de vez en cuando con otro personaje nefasto, Joseph Mengele, de aspecto gordo, bajo y espesos cabellos oscuros, que se hacía llamar doctor Gregor. Mengele huyó luego a Paraguay y a Brasil.

Por otro lado, cuando se revisa el estilo de vida y las medidas adoptadas por Eichmann y su familia para ocultarse, sorprende el relativo “desdén” en sus medidas de seguridad… como si se sintiesen muy seguros de su refugio en Argentina. Es verdad, por un lado, Eichmann adoptó un estilo de vida muy parco, vivía pobremente en una casa sin luz. Eichmann quiso terminar su vida de incógnito en el Gran Buenos Aires, como electricista, vendedor de licuados y criador de conejos. Junto con la identidad falsa de Klement, Eichmann adoptó una estrategia que no abandonó hasta el final: la pobreza. Trabajó en un taller mecánico en Palermo (Serrano al 1800), vivió en el Tigre y se trasladó a San Miguel de Tucumán, donde la compañía Capri, que empleaba a varios científicos alemanes y era promovida por el gobierno de Perón, le encargó trabajos de hidrografía. Sin embargo, en 1957 es descubierto cuando trabajaba como mecánico en la fábrica Mercedes Benz, en González Catán. Veamos ahora cómo fue descubierto.

Un día a finales de diciembre de 1956, una chica argentina descendiente de inmigrantes alemanes llamada Silvia Herman invita a su casa a un jóven que había conocido en una discoteca y con el que había salido varias veces. El muchacho decía llamarse Nic Eichmann… si, uno de los hijos del buscado nazi, responsable de coordinar las deportaciones de los judíos de Alemania y de otras partes de Europa occidental, meridional y norteña, a los campos de exterminación y de planear la deportación detalladamente.

El día que Nic Eichmann llega a la casa de Silvia Herman, la jóven le presenta a su padre Lothar, una persona ciega que se desempeñaba como abogado y que aunque no lo contó, era un judío que se había casado con una mujer cristiana escapando de la Alemania nazi tras la Noche de los Cristales. Nic Eichmann comienza a vanagloriarse del pasado nazi de su padre. Entre otros comentarios judeófos, Nic Eichmann dice que “es una lástima que los nazis no hayan terminado el trabajo con los judíos”. Le cuenta; a una persona que apenas conoce; que su padre había sido un Obersturmbannführer (Teniente Coronel) de las SS nazi. Lothar Herman se muestra conmocionado pero no dice nada…

Al cabo de unos días, Silvia le lee a su padre una información en el diario alemán local en donde se informa que las autoridades creen que Eichmann se escapó a Argentina. Lothar Herman decide no informar sobre sus sospechas a la Embajada alemana en Argentina ya que suponía que dichas autoridades avisarían a Eichmann. Al final, decide enviarle una carta al fiscal de Frankfurt, cuyo nombre aparecía en la crónica, llamado Fritz Bauer. Bauer pertenecía a una familia de judíos de Stutgart, fue apresado por sus actividades en el partido social democrático y luego terminó huyendo a Dinamarca. El ahora Fiscal General no transmitió la información al Ministerio de Relaciones Exteriores de su país porque, también él, entendía que dicha información llegaría a Eichmann. Lo extraño es que Bauer tampoco confiaba en el Ministerio de Justicia. En cambio, le transmitió la información a un agente del Mossad en Alemania.

Lo que pocos conocen es que Silvia Herman, guiada por su padre ciego, se arriesgó para identificar en persona a Adolf Eichmann. A familia se había mudado por la zona de Coronel Suárez hacía poco tiempo. Nic Eichmann no había invitado nunca a Silvia a su casa. Sin embargo, ella se presentó de improviso en la modesta vivienda en donde se encontró con la segunda esposa de Adolf Eichmann que, tras dudarlo, la invitó a entrar al escuchar que Silvia se presentaba como amiga (por lo visto era la novia) de su hijo Nic. Dichter, hermana de Nic, estaba en la casa y le sonrió al verla ya que con ella si se conocían. Al rato, entró a la sala de estar una persona de unos 60 años que portaba anteojos que se presentó como el tío de Nic, Ricardo Klement. Luego, regresó a la casa Nic que no se mostró feliz al ver a la muchacha. “¿Quién te dio la dirección?”, le preguntó Nic, “unos amigos, estaba por la zona y decidí venir a verte”, le respondió Silvia. Nic le ofreció acompañarla cuando la jóven decidió irse y notó que Nic y Ricardo se despedían con un “¡adiós papá!”. ¿Por qué le dices a tu tío papá? Lo interrogó Silvia cuando estaban fuera de la casa… “¡es una forma cariñosa de llamarnos en alemán!”, justificó el hijo de Eichmann.

Silvia Herman confirmó que Ricardo Klement era, probablemente Adolf Eichmann. La información fue enviada a Fritz Bauer y así comenzó la operación para confirmar la identidad de Eichmann y su secuestro por agentes del Mossad. Para eso, se invirtieron dos años. La participación de judíos argentinos que ayudaron en los operativos para confirmar la identidad de Eichmann, el secuestro y el traslado del nazi como parte del equipo del avión de El Al que llegó para “festeja” los 150 años de la independencia de Argentina… son hechos más conocidos.

“Silvia Heman vive en la clandestinidad desde que se conoció el caso – decía Neal Bascomb a Yediot Ajaronot – hasta el día de hoy se oculta porque teme que los hijos de Eichmann se venguen de ella. Hablé con su madrastra y con vecinos de ella y descubrí muchas cosas”.

El Museo del Holocausto en Buenos Aires había expuesto el pasaporte argentino de Klement. Quizás, el documento presentado es el mismo que figura en la wikipedia cuando uno busca el nombre Adolf Eichmann. Cuesta saber si Neal Bascomb sabía esto o no. Lo cierto es que el pidió permiso para acceder a los documentos argentinos sobre el caso en donde se topó con el pasaporte. Bascomb deseaba recibir una copia para saber quienes fueron los argentinos que intervinieron en la expedición de este documento que incluye datos falsos. La Justicia argentina rechazó el pedido por lo que tuvo que contratar a un abogado para lograr recibir el documento. “Veo en este pasaporte una prueba importante para saber quien lo ayudó a escapar”, afirmó Neal Bascomb.

“Me encontré con personas que solían emborracharse con Eichmann – agregó el escritor – muchos de ellos no lo querían. Dijeron que era una persona a la que le estrechabas la mano y luego te daban ganas de ir a lavarte las manos. Me encontré con personas que me dijeron que estrecharle la mano era como apretar una rata mojada”.

En la medianoche del 31 de mayo de 1962 Eichmann fue ahorcado tras ser juzgado en Israel. Posteriormente su cuerpo fue cremado y las cenizas fueron esparcidas en el mar, más allá de las fronteras marítimas de Israel, en aguas internacionales, para que jamás hubiera un memorial en el futuro a su persona y ninguna nación sirviera como su lugar de descanso final. La ejecución de Adolf Eichmann ha sido la única vez que Israel ha decretado una sentencia de muerte.

La sociedad israelí y muchos judíos en el mundo comenzaron a contar sus experiencias en el Holocausto tras el secuestro y juicio a Eichmann. Una parte de esta “apertura” es producto de la valentía de Silvia Herman.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Silvia!!! tu padre Lothar fue hermano de mi abuelo Hugo...esta historia es apacionante...mi nombre es Liliana

Liliana dijo...

ojala nos podriamos contactar mi mail es telebill@hotmail.com

Anónimo dijo...

Espero de todo corazòn. Silvia, despuès de leer tu historia, que la vida te haya deparado mucha felicidad. Soy Marìa Inès Mogaburu. Mi mamà viviò en Cnel. Suarez hasta los 30 años, en el año 1950. Era enfermera en el Hospital Municipal. Admirable tu historia, y la de tus padres.