lunes, 8 de octubre de 2007

Desmontando las mentiras de los adoradores de la intifada

Fabian de http://fabitas.blogspot.com nos permite conocer un poco mejor el desencadenante de la famosa y adulada intifada palestina:
La Guerra Palestina estaba planeada de antes

Me parece que es conveniente traducir al castellano este artículo de Khaled Abu Toameh, periodista palestino, que apareció allá por el 19 de septiembre de 2002. No siempre se dispone de esta información en castellano y la gente que no lee inglés anda repitiendo gansadas por ahí, como que Ariel Sharón "provocó la Intifada", "La Intifada fue espontánea", etc. Nada más lejos de la realidad, como verán. Guarden este post en favoritos, y linkeen a él cuando haga falta. Esta es la primera parte, el artículo es un poco largo y lo voy a postear en dos partes. Para aquellas personas en las que la causa palestina es sólo una máscara con la que cubren el odio contra los judíos, les digo: ustedes nunca cambiarán. Pero este mito se lo pueden guardar ya saben donde. Saludos.

Khaled Abu Toameh
19 de septiembre de 2002.
Jerusalem Post

Cómo empezó la guerra.

Una cronología de movimientos palestinos que llevaron a la irrupción de violencia hace dos años demuestra que fue planeada previamente y encendida con el tema de Jerusalén.
Unos días después del fracaso de la cumbre de Camp David de julio 2000, la revista mensual de la Autoridad Palestina, Al-Shuhada, ("Los Mártires"), publicó la siguiente carta el 25 de julio: "De la delegación de negociadores [en Camp David,] dirigida por el comandante y símbolo, Abu Ammar (Yasser Arafat) al bravo pueblo palestino, estén preparados. La Batalla por Jerusalén ha comenzado."
La carta apareció durante las secuelas de reportes que salían de Camp David sugiriendo que la cumbre había fracasado por la intransigencia de Arafat. Según las fuentes de la AP, la carta fue escrita por un consejero importante de Arafat y previamente aprobada por el jefe de la AP.
La carta fue publicada en una revista distribuida sólo entre personal de seguridad de la AP. No apareció en ninguno de los periódicos diarios publicados en Jerusalem o Ramallah. Por eso, el mensaje que Arafat le estaba enviando a sus hombres armados era claro: "Estén preparados para una confrontación abierta con Israel, porque me niego a aceptar los dictados israelíes y norteamericanos."
Un mes después - mucho después de que Arafat hubiera vuelto a Gaza - el (ex) jefe de la policía de la AP, Gen. Ghazi Jabali, le dijo al diario oficial palestino Al-Hayat Al-Jadida el 14 de agosto: "La Policía palestina va a liderar junto con los nobles hijos del pueblo palestino, cuando la hora de la confrontación llegue."
Freih Abu Middein, el Ministro de Justicia de la AP, dijo que podía ver la escritura en la pared. En una entrevista con el mismo diario publicada el 24 de agosto de 2000, advirtió: "La violencia está cerca y el pueblo palestino está dispuesto a sacrificar incluso 5000 personas." La declaración tuvo lugar luego de una serie de reuniones que Arafat había tenido con sus ministros del gabinete.
Otra publicación oficial de la AP, Al-Sabah ("La Mañana"), el 30 de agosto de 2000, hizo eco del tono de escalada cuando declaró unos pocos días después: "Avanzaremos y declararemos una intifada general por Jerusalem. El tiempo de la Intifada ha llegado, el tiempo de la jihad ha llegado."
La escalada retórica empezó incluso antes de que Arafat y su entorno hubieran dejado Camp David. Un funcionario de la AP que estaba con Arafat dijo que el jefe de la AP estaba furioso con Israel y los Estados Unidos porque lo habían acusado a él de ser responsable por la cumbre estropeada. Sentía que tanto el Primer Ministro Ehud Barak como el Presidente Bill Clinton estaban ahora intentando aislarlo declarando que el pueblo palestino merecía un liderazgo mejor.
A su regreso de Camp David, Arafat recibió una bienvenida de héroe de su gente porque estaba siendo retratado como el líder árabe y musulmán que había rechazado la cesión de sus derechos históricos, nacionales y religiosos. La opinión pública mostró un incremento dramático de su popularidad, e incluso sus rivales religiosos y seculares estaban ahora alabándolo por no ceder. Arafat le dijo a los que vinieron a verlo a Ramallah para desearle buena suerte que había rechazado transformarse en el [Presidente Egipcio Anwar] "Sadat N. 2," quien era denunciado por muchos árabes por firmar un tratado de paz separado con Israel.
"Bienvenido Arafat - el héroe de la guerra y el héroe de la paz," decía un cartel en las calles de Gaza mientras la caravana de automóviles de Arafat recorría el camino desde el aeropuerto hasta su oficina. Otro decía: "Jerusalén está en nuestros ojos, mañana estará en nuestras manos."
Más temprano ese día, cientos de palestinos marcharon en la ciudad demandando un regreso a la Intifada contra Israel. Mantenidos a flote por el fracaso de Camp David, Hamás y la Jihad Islámica emitieron sendos comunicados urgiendo a Arafat a abandonar las charlas de paz con Israel y volver a la lucha armada.
Los dos grupos radicales islámicos consideraban la ruptura de Camp David como otra evidencia de que Israel no era serio en llegar a una paz justa y comprehensiva con los palestinos. Sus voceros también le dijeron a Arafat que si la cumbre probaba algo, era el hecho de que los Estados Unidos permanecían completamente tendenciosos a favor de Israel.
Luego del fracaso de Camp David, Arafat visitó casi todos los estados árabes, excepto Siria e Irak, pidiendo a sus líderes que apoyen su postura. También visitó una cantidad de países europeos en un esfuerzo por explicar su posición.
"Jerusalem y sus lugares santos, especialmente la mezquita Al-Aksa, le pertenecen a mil millones de musulmanes y yo no tengo el derecho de renunciar a ellos en favor de nadie," se reporta que dijo a los reyes árabes y presidentes.
Los líderes árabes le aseguraron a Arafat que estaban con él, pero su tour a otras capitales del mundo luego de Camp David resaltaba el hecho que, por primera vez en años, las simpatías internacionales estaban ahora del lado de Israel. Para Arafat, esto señalaba el comienzo de su aislamiento en la arena internacional.
Por casi tres décadas el líder de la OLP se había acostumbrado a recibir recepciones de carpeta roja de parte de reyes y jefes de estado de todo el mundo. También se había acostumbrado a escuchar palabras amables sobre él y sobre la causa que representaba de parte de sus anfitriones. Ahora las cosas comenzaban a verse diferente para Arafat en Occidente.
El Vice-secretario de Estado de Estados Unidos, Edward Walker fue enviado a un tour regional de 14 estaciones en un intento de última hora para persuadir a los aliados árabes de retirar el apoyo a la postura de Arafat, pero para ese entonces ya era demasiado tarde.
Mientras la presión sobre él aumentaba, Arafat se hizo más desafiante cuando declaró que seguiría con sus planes para anunciar la creación del Estado de Palestina el 13 de septiembre de 2000. En una entrevista con un diario saudita el 1 de agosto, Arafat dijo: "No hay retirada de los plazos fijados para la declaración del estado. Será declarado en el tiempo convenido que es el 13 de septiembre, Dios mediante, sin importar quién esté de acuerdo o en desacuerdo."
Casi todos los estados árabes le dieron su bendición a Arafat por la idea del estado. El jefe de la AP también recibió un compromiso de reconocimiento diplomático del presidente sudafricano Thabo Mbeki, cuyo país tenía entonces un gran impacto en las decisiones de otros estados del Tercer Mundo. Arafat estaba tan confiado de que obtendría un amplio apoyo que le ordenó al Ministerio de Planeamiento y Cooperación Internacional de la AP comenzar a entrenar palestinos para trabajos diplomáticos fuera del país.
Pero el 10 de septiembre Arafat y el comité central de la OLP se vieron forzados a posponer, otra vez, la declaración planeada de estatidad. La decisión sólo incrementó el sentimiento de amargura entre los funcionarios top de la AP que acusaron a Estados Unidos de apoyar ciegamente a Israel y engañar al resto del mundo sobre las razones del fracaso de la cumbre de Camp David.
En conjunción con la ofensiva política, que comenzó casi inmediatamente luego de Camp David, la AP se estaba preparando también para una posible confrontación militar con Israel. Funcionarios de seguridad de la AP entrevistados en los medios locales hablaban abiertamente de una confrontación armada próxima. Algunos incluso advirtieron que las áreas de la AP se transformarían en un "cementerio" para el Ejército de Defensa de Israel si Israel decidía reocupar el Margen Occidental y Gaza. Las declaraciones vinieron en respuesta a dichos del ex Jefe del Ejército de Defensa de Israel Shaul Mofaz, quien advirtió que Israel utilizaría tanques y aviones si los palestinos decidían lanzar una ofensiva armada.
Según reportes de Gaza de mediados de agosto, algunas de las fuerzas paramilitares de la AP estaban manteniendo ejercicios de entrenamiento a nivel de batallón.
Además, muchos funcionarios importantes de seguridad de la AP habían sido enviados a atender cursos de entrenamiento militar en países como Egipto, Yemen, Argelia y Pakistán. En el terreno, los palestinos comenzaron a sentir la tensión cuando miembros de Fuerza 17, la Guardia Presidencial de Elite de Arafat, fueron vistos cavando trincheras y reforzando fuertemente sus posiciones con sacos de arena. En pocos días, la mayor parte de las estaciones de policía y bases de la AP se veían como fortalezas militares.
Mientras se sostenía la cumbre de Camp David, la organización de Fatah de Arafat, la mayor facción dentro de la OLP, comenzó a entrenar a adolescentes palestinos para la violencia próxima en 40 campos de entrenamiento a lo largo del Margen Occidental y la Franja de Gaza.
Algunos funcionarios de la AP y comentaristas de periódicos también comenzaron a llamar a la adopción de la estrategia de Hezbollah, que, ellos creían, había llevado a la retirada del Tzahal del sur del Líbano unos pocos meses antes. Los líderes de Hezbollah, incluyendo al secretario general Hassan Nasrallah, aparecieron en las redes de televisión satelitales árabes para burlarse de Arafat y sus negociadores, arguyendo que Palestina sólo podría ser liberada a través del uso de la fuerza, y no en cumbres como la que había tenido lugar en Camp David.

Cómo empezó la guerra (Segunda parte)

Para entonces, la atmósfera en la calle palestina era una de "vísperas de guerra." Los ministros y representantes de la Autoridad Palestina (AP) incrementaron sus críticas contra Israel y Estados Unidos como parte de los esfuerzos de la AP para refutar acusaciones de que ésta había sido la responsable del colapso de las charlas de Camp David y que los palestinos habían perdido otra vez una oportunidad histórica.
Imanes nombrados por la AP en las mezquitas del Margen Occidental y la Franja de Gaza comenzaron a referirse a Israel como "el enemigo sionista" y urgieron a todos los musulmanes a movilizarse para la guerra contra los "infieles." En palabras de un predicador de Gaza, "Todas las armas deben ser apuntadas contra los judíos, a los enemigos de Alá, la nación maldita en el Corán, la que el Corán describe como monos y cerdos, adoradores del becerro y adoradores de ídolos."
Otros imanes hablaron de la necesidad y el deber de liberar Palestina de los agresores sionistas. Esta vez no se hablaba sólo de liberar el Margen Occidental y la Franja de Gaza. Ahora la demanda era por Jerusalén, Haifa y Ashkelon.
Israel estaba siendo acusado también de distribuir drogas entre los jóvenes palestinos, hombres y mujeres para corromperlos y llevar a cabo la desintegración de la sociedad palestina. Además de las drogas, se creía que los israelíes estaban también detrás de cierto chicle afrodisíaco que estaba en los kioskos palestinos. El objetivo supuesto: convertir a las mujeres palestina en prostitutas.
A medida que las tensiones se intensificaban, los funcionarios de la AP ahora acusaban a Israel de distribuir "cinturones radiactivos" que causaban cáncer.
Una encuesta del 3 de agosto llevada a cabo por el Centro Palestino para la Investigación de Políticas y Encuestas indicaba que dos tercios de los palestinos apoyaban una nueva intifada contra Israel. Esta era la primera vez desde los Acuerdos de Oslo en que la mayoría de los palestinos decían que apoyaban violencia contra Israel.
En un intento para impedir el choque inevitable, funcionarios árabes e israelíes, incluyendo el Secretario General de la AP Tayeb Abdel Rahim y el Vice-Ministro de Defensa israelí Ephraim Sneh se encontraron para reducir tensiones y prevenir el estallido de violencia luego de la ruptura de las negociaciones de Camp David. Los encuentros fueron autorizados por Arafat bajo presión de Washington.
Más de un año después, en el primer aniversario de la Intifada, el líder del Margen Occidental Marwan Barghouti dio una entrevista el 22 de octubre al diario en árabe basado en Londres al-Sharq al-Awsat en la que admitió que él había jugado un rol directo en el encendido de la intifada.
Dijo: "yo sabía que a fines de septiembre era el último período [de tiempo] antes de la explosión, pero cuando Sharón se acercó a la Mezquita de Al-Aksa, este fue el momento más apropiado para el comienzo de la intifada... la noche previa a la visita de Sharón, participé en un panel en una estación de televisión local y aproveché la oportunidad para llamar a que el público vaya a la Mezquita Al-Aksa a la mañana, porque no era posible que Sharón se acercara a al-Haram al-Sharif [el Monte del Templo] así como así, y se fuera pacíficamente. Terminé y fui a Al-Aksa a la mañana... tratamos de crear choques sin éxito por las diferencias de opinión que aparecieron con otras personas en el recinto de Al-Aksa en ese momento... Luego de que Sharón se fuera, permanecí como dos horas en presencia de otras personas, discutimos la manera en que sería la respuesta y cómo era posible reaccionar en todas las ciudades y no sólo en Jerusalén. Contactamos a todas las facciones [palestinas]."
Barghouti viajó a la zona del Triángulo, dentro de Israel más tarde ese día donde debía participar en una conferencia. Explicó: "Mientras estábamos en el auto camino al Triángulo, preparé un folleto en nombre del Alto Comité de Fataj, coordinado con los hermanos [se refiere a Hamás], en el que llamábamos a una reacción por lo que había pasado en Jerusalén."
Imad Faluji, el Ministro de Comunicaciones de la AP, admitió el 11 de octubre de 2001, que la violencia había sido planeada en julio, mucho antes de la "provocación" de Sharón. Dijo: "El que piense que esta intifada comenzó por la visita del odiado Sharón a la Mezquita de Al-Aksa está equivocado, incluso si esta visita fue la paja que quebró la espalda del pueblo palestino. La intifada fue planeada con tiempo, ya desde la vuelta del Presidente Arafat de las negociaciones de Camp David, donde le dio vuelta la mesa al Presidente Clinton. [Arafat] permaneció firme y desafió [a Clinton]. Rechazó las condiciones norteamericanas y lo hizo en el corazón de los Estados Unidos."
Sakher Habash, un miembro del Comité Central de Fatah, dijo en una entrevista con el diario de la AP Al-Hayat Al-Jadida el 7 de diciembre de 2000: "luego de la cumbre de Camp David se hizo claro para el movimiento Fatah, como el hermano Abu Ammar [Arafat] había advertido, que la fase siguiente requería que nos preparemos para un conflicto [con Israel], porque el Primer Ministro Barak no es un socio capaz de acceder a las aspiraciones de nuestro pueblo. A la luz de esta evaluación, Fatah fue el movimiento mejor preparado para un conflicto entre todos los otros movimientos nacionales [palestinos]. [En la cumbre de Camp David] pensamos que el Presidente Clinton iba a ser capaz de presionar al gobierno israelí antes de dejar la Casa Blanca para que Barak esté de acuerdo con una solución política aceptable para nosotros. Pero se hizo claro que la posición norteamericana coincide con la posición israelí: compartir la soberanía sobre al-Haram al-Sharif con nosotros, y dividir Jerusalén Oriental en cuatro o cinco partes para poder garantizar el control israelí allí.
"A la luz de esta información, [luego de] analizar las posiciones políticas a continuación de la cumbre de Camp David, y de acuerdo con lo que el hermano Abu Ammar dijo, se hizo claro para el movimiento Fatah que la etapa siguiente necesitaba preparación para la confrontación, porque el Primer Ministro Barak no es un socio que puede responder a las aspiraciones de nuestro pueblo. Basándose en estas evaluaciones, Fatah estaba mejor preparado que los otros movimientos para esta confrontación. Para poder jugar el papel que se le había asignado, Fatah coordinó sus aparatos administrativos, civiles y soberanos, y no fue sorprendido por el inicio de la actual intifada... el movimiento Fatah creía que el fenómeno de una lucha total aparecería al final de la etapa de acuerdos."
En Octubre, casi dos meses luego de que comenzara la intifada, Arafat fue a la cumbre de Sharm e-Sheikh en contra de la voluntad de la mayor parte de las facciones palestinas y de algunos de sus ministros de gabinete. Fuentes de la AP dijeron que la decisión de Arafat de ir a la cumbre vino principalmente en respuesta a presiones de Egipto y Arabia Saudita, quienes temían que una crisis Israelí-Palestina estaba girando fuera de control. Por lo que concernía a Arafat, el primer ministro Ehuda Barak y su gobierno ya no eran socios de paz.
Como se esperaba, el "acuerdo de cese el fuego" llegado en Sharm e-Sheikh recibió protestas de muchos palestinos, que creían que Arafat estaba bajo una presión inmensa de Washington para acceder. Funcionarios de la AP le dijeron a periodistas palestinos que la aceptación de Arafat del acuerdo "fue hecha más como cortesía para el Presidente Clinton y el Presidente Egipcio Hosni Mubarak, que era el anfitrión de la cumbre." Arafat mismo luego negó que había llegado a ningún acuerdo con Barak. Rechazó un pedido israelí y norteamericano de que llamara directa y personalmente a los palestinos en las calles a que demostraran moderación y volvieran a la calma. "Arafat estaba muy ofendido por las acusaciones de que él había sido el responsable del fracaso de las charlas de Camp David," explicó un negociador palestino. "Por eso no estaba preparado para humillarse a sí mismo llamando a un fin a la violencia."
La intifada fue en realidad lo mejor que le podía haber pasado a Arafat. Vino en el momento justo, porque desvió la furia de los palestinos del régimen corrupto e inepto que él había establecido en 1994. Además, la violencia unió a las facciones palestinas contra el enemigo común, Israel, y reunió a la gente tras el liderazgo de Arafat. En un sentido, la intifada salvó a Arafat y a su gobierno dictatorial porque dirigió el enojo y la frustración contra Israel en lugar de contra la AP.
Otra razón por la cual Arafat no se movió rápidamente para parar la violencia en los primeros días de la intifada es el hecho de que él creía que iba a mejorar su posición en cualquier negociación de paz futura. Arafat esperaba usar la intifada, que suponía que duraría por algunos días, o, a lo sumo, por unas semanas, para decirle a Israel y al mundo que este es uno de los resultados de la ruptura de las conversaciones de paz.
Una de las conclusiones de Arafat luego de Camp David era que la mejor forma para extraer concesiones de parte de Israel era involucrar más países en el proceso de paz. Uno de sus principales objetivos ahora es arrastrar a los países árabes al conflicto con Israel. Repetidamente recuerda a los países árabes y musulmanes que Jerusalén y sus lugares santos son su responsabilidad también.
Arafat y los palestinos se desilusionaron enormemente otra vez por la falta de apoyo de la Cumbre de la Liga Arabe, que tuvo lugar en Cairo en octubre de 2000. Hubo mucho bla bla pero falta de voluntad para hacer nada práctico en el terreno.
Es ahora claro que los pasados dos años de violencia fueron desatados como parte de una estrategia para internacionalizar el conflicto y forzar a Israel a hacer más concesiones. Pero las tácticas violentas se fueron completamente de control y tomaron una momento mortal propio. Queda por ver si hay alguna forma de salir de esto.

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