"Consideramos que los ataques terroristas en Bombay son una acción de guerra y afrontamos la situación como si fuera un estado de guerra", declaró el ministro del Interior, Sriprakash Jaiswal, después de que varios atentados coordinados en Bombay causaran al menos 101 muertos y más de 280 heridos. Fuerzas policiales mantienen rodeados dos lujosos hoteles donde hombres armados mantienen en su poder a decenas de rehenes.
Estos ataques terroristas de Bombay por su complejidad y gravedad tiene la dimensión internacional de otras acciones terroristas de gran impacto, como el 11-S o el 11-M., aunque la lejanía reduzca su impacto en la opinión pública europea. Es la más espectacular acción del yihadismo en los últimos tres años. Se temía por una acción en Occidente, se hablaba del transporte público neyorquino. Pero la internacional islamista ha actuado donde no se esperaba, al Este, y ha demostrado una vez más que la última tanda de análisis dándola por vencida o moribunda, era nuevamente errónea. En la cuarta guerra mundial que han declarado no hay frentes claros ni combates prolongados: hay golpes puntuales que pueden tardar años con los que se apuntala el proceso de avance sostenido a lo largo y ancho del Islam.
El grupo que ha llevado a cabo la acción se autodenomina Los Muyahidin del Deccam. Hasta el momento no existía ninguna organización yihadista con este nombre. El empleo de nombres creados ad hoc es una práctica frecuente de las organizaciones yihadistas que orbitan dentro del universo ideológico de Al Qaeda. Lo más probable es que los asaltantes hayan sido organizados desde las bases yihadistas de Pakistán.
Cada vez que los gobiernos indio y paquistaní se aproximan a una solución pacífica del conflicto de Cachemira, el terrorismo golpea. Sus bases regionales son de gran ferocidad y han causado 60.000 muertos desde 1989, el balance más sangriento del islamismo violento después del argelino. Pero sus golpes no tienen nada de irracionales, sino siempre dentro de una táctica y estrategia bien cuidada.
Según Massimo Introvigne, un entendido de fiar en la materia, a finales de los años ochenta Osama Bin Laden decidió personalmente abrir el frrente de Khasmir después de décadas desactivado. Durante los años noventa Al Qaeda infiltró 'millares de brigadistas', mientras construía lazos estables con las mafias indias. En 1993 hubo un atentado en Mumbai con 250 muertos que fue considerado una advertencia a la policía por interesarse demasiado en los asuntos de uno de los grandes padrinos mafiosos del país, Abu Salem, capturado en 1995 en Lisboa con documentos que demostraban la colaboración de un alto dirigente alqaedista, Abu Hufeza, proporcionando agentes y explosivos para ese atentado, aprobado personalmente por el emir Osama.
Volviendo al atentado de ayer, presenta características propias de una operación de guerrilla urbana en la que un grupo armado ataca varios objetivos de forma rápida y directa utilizando la sorpresa y la movilidad como elementos determinantes. Con toda claridad el objetivo inmediato del ataque consistiría en generar caos, terror social y lograr la atención mediática internacional mediante el secuestro de occidentales. Se desconoce el número exacto de participantes pero con toda seguridad han sido varias decenas de individuos dispuestos a morir o a ser detenidos. Lo cual constituye un indicio claro del alto nivel de profesionalidad y recursos con que ha contado la organización. La infiltración exitosa por mar de los individuos y del armamento es otra prueba más del alto nivel de planificación y capacidades del grupo, según unas primeras valoraciones de los expertos Javier Jordán, José Antonio Gutiérrez y Fernando M. Mañas, de la Fundación Athena Intelligence. No está claro aún si ha sido una acción autónoma o ha recibido ayuda de elementos descontrolados del servicio de inteligencia paquistaní (ISI).
La mayoría de las anteriores acciones terroristas ejecutadas en suelo indio han consistido en el emplazamiento y detonación a distancia de un artefacto explosivo improvisado (IED) contra objetivos escasamente protegidos y en zonas concurridas con el objeto de causar el mayor número de muertes. En cambio, la operación ejecutada en el día de ayer supone una esacalada cualitativa y cuantitativa en la capacidad de los terroristas.
Los objetivos de la acción, según unas primeras valoraciones del Athena Intelligence, serían: atención mediática internacional por tratarse de hoteles frecuentados por diplomáticos, políticos y empresarios de alto nivel occidentales; un golpe enormemente dañino al sector turístico en India; agravar las tensiones entre la comunidad musulmana e hindú en la India; mostrar solidaridad y pertenencia al yihadismo internacional, pues Chabad House, es frecuentado por empresarios y turistas judíos; y provocar al gobierno de India para que responda contundentemente contra Pakistán.
El asalto contra el Parlamento en Bombay a principios de 2002 (una operación más sencilla pero con elementos semejantes a la actual) estuvo a punto de provocar un conflicto armado entre ambos países. En consecuencia, desestabilizar a su vez al gobierno de Pakistán. Conviene recordar que los principales líderes de Al Qaeda se esconden en este país. En Pakistán también operan diversos grupos radicales en la frontera con Cachemira y en la frontera con Afganistán. En la práctica una parte considerable de la zona fronteriza con Pakistán se encuentra en manos de la insurgencia yihadista cercana a los talibán. El deterioro de la situación en Pakistán también afectaría negativamente a la estabilidad en Afganistán y a la misión de la OTAN en aquel país. La frontera pakistaní con Afganistán es un refugio de los insurgentes y el sistema logístico de la OTAN depende de manera crucial de las rutas que atraviesan Pakistán.
En los últimos atentados que ha sufrido India, la postura del gobierno con respecto a Pakistán ha sido muy moderada. Esta vez la opinión pública y el principal partido de la oposición (de carácter nacionalista furibundo) van a exigir una respuesta mucho más contundente hacia el país vecino, posiblemente similar a la que generó el clima prebélico de 2002, y conviene tener presente que tanto India como Pakistán son potencias nucleares. En la crisis de 2002 Estados Unidos jugó un papel muy destacado como mediador entre ambas potencias. Sin embargo, la administración norteamericana se encuentra en estos momentos en una situación de interinidad. Esta circunstancia limitará sustancialmente su capacidad de gestión en una crisis que probablemente se agudizará en los próximos días.
La presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que dirigía una misión comercial a la India acompañada por medio centenar de empresarios, representados por la empresa pública Promomadrid y la confederación de empresarios de Madrid con su presidente, Arturo Fernández, a la cabeza, en el momento en que se registraban en el hotel Oberoi en Bombay, fueron sorprendidos por el comienzo de esta compleja y altamente cualificada operación terrorista. No se sabe si se trata de una casualidad o eran el objetivo de los terroristas. Lo primero parece más pausible.
Las dos salidas cercanas a la recepción del hotel, una situada a la izquierda y otra a la derecha sirvieron de huída a la presidenta y a un pequeño grupo que la acompañaba, que logró salir del hotel a través de las cocinas del restaurante y tomar un vehículo oficial hacia el aeropuerto. También se encontraba en Bombay una
delegación del parlamento europeo, encabezada por el europarlamentario catalán Ignasi Guardans, que logró refugiarse en un restaurante cercano al hotel.
Otros dos españoles han resultado heridos por la explosión de una granada. Se trata de un hombre y una mujer que se encuentran ingresados en la UCI aunque no revisten heridas de gravedad. La mujer tiene alojada metralla en la rodilla y el hombre sufre un proceso infeccioso. Existen rumores de que esta mañana permanecían secuestrados dos empresarios españoles en la planta dieciséis del hotel Oberoi.
Estos ataques terroristas de Bombay por su complejidad y gravedad tiene la dimensión internacional de otras acciones terroristas de gran impacto, como el 11-S o el 11-M., aunque la lejanía reduzca su impacto en la opinión pública europea. Es la más espectacular acción del yihadismo en los últimos tres años. Se temía por una acción en Occidente, se hablaba del transporte público neyorquino. Pero la internacional islamista ha actuado donde no se esperaba, al Este, y ha demostrado una vez más que la última tanda de análisis dándola por vencida o moribunda, era nuevamente errónea. En la cuarta guerra mundial que han declarado no hay frentes claros ni combates prolongados: hay golpes puntuales que pueden tardar años con los que se apuntala el proceso de avance sostenido a lo largo y ancho del Islam.
El grupo que ha llevado a cabo la acción se autodenomina Los Muyahidin del Deccam. Hasta el momento no existía ninguna organización yihadista con este nombre. El empleo de nombres creados ad hoc es una práctica frecuente de las organizaciones yihadistas que orbitan dentro del universo ideológico de Al Qaeda. Lo más probable es que los asaltantes hayan sido organizados desde las bases yihadistas de Pakistán.
Cada vez que los gobiernos indio y paquistaní se aproximan a una solución pacífica del conflicto de Cachemira, el terrorismo golpea. Sus bases regionales son de gran ferocidad y han causado 60.000 muertos desde 1989, el balance más sangriento del islamismo violento después del argelino. Pero sus golpes no tienen nada de irracionales, sino siempre dentro de una táctica y estrategia bien cuidada.
Según Massimo Introvigne, un entendido de fiar en la materia, a finales de los años ochenta Osama Bin Laden decidió personalmente abrir el frrente de Khasmir después de décadas desactivado. Durante los años noventa Al Qaeda infiltró 'millares de brigadistas', mientras construía lazos estables con las mafias indias. En 1993 hubo un atentado en Mumbai con 250 muertos que fue considerado una advertencia a la policía por interesarse demasiado en los asuntos de uno de los grandes padrinos mafiosos del país, Abu Salem, capturado en 1995 en Lisboa con documentos que demostraban la colaboración de un alto dirigente alqaedista, Abu Hufeza, proporcionando agentes y explosivos para ese atentado, aprobado personalmente por el emir Osama.
Volviendo al atentado de ayer, presenta características propias de una operación de guerrilla urbana en la que un grupo armado ataca varios objetivos de forma rápida y directa utilizando la sorpresa y la movilidad como elementos determinantes. Con toda claridad el objetivo inmediato del ataque consistiría en generar caos, terror social y lograr la atención mediática internacional mediante el secuestro de occidentales. Se desconoce el número exacto de participantes pero con toda seguridad han sido varias decenas de individuos dispuestos a morir o a ser detenidos. Lo cual constituye un indicio claro del alto nivel de profesionalidad y recursos con que ha contado la organización. La infiltración exitosa por mar de los individuos y del armamento es otra prueba más del alto nivel de planificación y capacidades del grupo, según unas primeras valoraciones de los expertos Javier Jordán, José Antonio Gutiérrez y Fernando M. Mañas, de la Fundación Athena Intelligence. No está claro aún si ha sido una acción autónoma o ha recibido ayuda de elementos descontrolados del servicio de inteligencia paquistaní (ISI).
La mayoría de las anteriores acciones terroristas ejecutadas en suelo indio han consistido en el emplazamiento y detonación a distancia de un artefacto explosivo improvisado (IED) contra objetivos escasamente protegidos y en zonas concurridas con el objeto de causar el mayor número de muertes. En cambio, la operación ejecutada en el día de ayer supone una esacalada cualitativa y cuantitativa en la capacidad de los terroristas.
Los objetivos de la acción, según unas primeras valoraciones del Athena Intelligence, serían: atención mediática internacional por tratarse de hoteles frecuentados por diplomáticos, políticos y empresarios de alto nivel occidentales; un golpe enormemente dañino al sector turístico en India; agravar las tensiones entre la comunidad musulmana e hindú en la India; mostrar solidaridad y pertenencia al yihadismo internacional, pues Chabad House, es frecuentado por empresarios y turistas judíos; y provocar al gobierno de India para que responda contundentemente contra Pakistán.
El asalto contra el Parlamento en Bombay a principios de 2002 (una operación más sencilla pero con elementos semejantes a la actual) estuvo a punto de provocar un conflicto armado entre ambos países. En consecuencia, desestabilizar a su vez al gobierno de Pakistán. Conviene recordar que los principales líderes de Al Qaeda se esconden en este país. En Pakistán también operan diversos grupos radicales en la frontera con Cachemira y en la frontera con Afganistán. En la práctica una parte considerable de la zona fronteriza con Pakistán se encuentra en manos de la insurgencia yihadista cercana a los talibán. El deterioro de la situación en Pakistán también afectaría negativamente a la estabilidad en Afganistán y a la misión de la OTAN en aquel país. La frontera pakistaní con Afganistán es un refugio de los insurgentes y el sistema logístico de la OTAN depende de manera crucial de las rutas que atraviesan Pakistán.
En los últimos atentados que ha sufrido India, la postura del gobierno con respecto a Pakistán ha sido muy moderada. Esta vez la opinión pública y el principal partido de la oposición (de carácter nacionalista furibundo) van a exigir una respuesta mucho más contundente hacia el país vecino, posiblemente similar a la que generó el clima prebélico de 2002, y conviene tener presente que tanto India como Pakistán son potencias nucleares. En la crisis de 2002 Estados Unidos jugó un papel muy destacado como mediador entre ambas potencias. Sin embargo, la administración norteamericana se encuentra en estos momentos en una situación de interinidad. Esta circunstancia limitará sustancialmente su capacidad de gestión en una crisis que probablemente se agudizará en los próximos días.
La presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que dirigía una misión comercial a la India acompañada por medio centenar de empresarios, representados por la empresa pública Promomadrid y la confederación de empresarios de Madrid con su presidente, Arturo Fernández, a la cabeza, en el momento en que se registraban en el hotel Oberoi en Bombay, fueron sorprendidos por el comienzo de esta compleja y altamente cualificada operación terrorista. No se sabe si se trata de una casualidad o eran el objetivo de los terroristas. Lo primero parece más pausible.
Las dos salidas cercanas a la recepción del hotel, una situada a la izquierda y otra a la derecha sirvieron de huída a la presidenta y a un pequeño grupo que la acompañaba, que logró salir del hotel a través de las cocinas del restaurante y tomar un vehículo oficial hacia el aeropuerto. También se encontraba en Bombay una
delegación del parlamento europeo, encabezada por el europarlamentario catalán Ignasi Guardans, que logró refugiarse en un restaurante cercano al hotel.
Otros dos españoles han resultado heridos por la explosión de una granada. Se trata de un hombre y una mujer que se encuentran ingresados en la UCI aunque no revisten heridas de gravedad. La mujer tiene alojada metralla en la rodilla y el hombre sufre un proceso infeccioso. Existen rumores de que esta mañana permanecían secuestrados dos empresarios españoles en la planta dieciséis del hotel Oberoi.
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