En menos de seis días; a un coste para Israel de 777 muertos y 2.586 heridos, muchos de ellos oficiales, y 17 prisioneros, en su mayoría pilotos que más tarde fueron canjeados, y a un precio para los Ejércitos árabes de unos 15.000 muertos y 6.000 prisioneros, más un gran número de desaparecidos.
Israel actuando sola, había derrotado a tres de sus vecinos, apoyados por numerosos países árabes en lo que se recordaría como una de las campañas militares más rápidas y de mayor éxito de la época actual. Habían sido destruidos más de 400 aviones árabes, de éstos unos 60 en el aire, y capturados unos 800 tanques, algunos de ellos completamente destruidos.
El valor del equipo militar perdido por los árabes durante la Guerra de los Seis Días ascendía a más de 1.000 millones de dólares, valor que constituía aproximadamente el 70% del equipo pesado de tres Ejércitos árabes. La unidad, cohesión, disciplina y decisión del pueblo de Israel se unieron en perfecta simbiosis con la explosión sin precedentes de identificación y simpatía de los judíos del mundo entero, así como la ayuda de los no judíos de otros muchos países.
Israel, al final de la corta guerra, poseía 68.529km2 de territorio que antes se hallaban en manos de los árabes o lo que era igual a unos 1.115 km2 en los Altos del Golán, 5.879km2 en Judea y Samaria (Cisjordania, incluyendo Jerusalén Este), 360km2 en la franja de Gaza, y 61.175km2 en la península del Sinaí.
El final de la guerra de 1967 representó un trauma para el mundo árabe y creó unas expectativas de posibles e inminentes negociaciones, en las que Israel podría actuar desde una posición de fuerza, pero a lo que los países árabes, también en dificultades, no se prestaron, y por el contrario pronto comenzarían el hostigamiento contra las nuevas posiciones de las fuerzas israelíes.
Un estudio realizado por el Instituto de Estudios Estratégicos de Londres, resumió la campaña así: "La tercera guerra árabe-israelí probablemente será tema de estudio en las Escuelas de Estado Mayor y tal estudio posiblemente se haga durante muchos años.”
Al igual que las campañas del joven Napoleón, la capacidad y logística de las I.D.F. han proporcionado un libro de texto que ilustra todos los principios clásicos de la guerra: velocidad, sorpresa, concentración, seguridad, información, ofensiva y, sobre todo, cuanto concierne a la instrucción y moral de las tropas.
Los pilotos comprobarán, con evidente aprobación por su parte, cómo la Fuerza Aérea israelí se empleó primero para obtener un dominio en el aire mediante la destrucción de la aviación enemiga; después, para intervenir en las batallas de tierra destruyendo las comunicaciones enemigas, apoyando a toda operación de blindados e infantería y, por último, participando en misiones de persecución.
-El aumento de los refugiados palestinos-
Debido a la guerra se intensificó la tragedia palestina. No sólo perdieron sus esperanzas, sino que su situación empeoró al quedar Gaza y Cisjordania en manos israelíes mientras la lucha lanzó hacia el desierto transjordano a nuevos millares de refugiados.
Tras la apabullante victoria judía, la situación quedaba de esta manera: Israel unificaba bajo su dominio toda Palestina que tenía 3.500.000 de habitantes, de los cuales 1.000.000 eran palestinos.
El resto del pueblo palestino se componía de 1.300.000 personas más, de los cuales unas 800.000 estaban en Jordania; 300.000 en Líbano, Siria e Irak; y las 200.000 restantes en los Emiratos del Golfo, Egipto y países del Norte de África.
La postración palestina ante el desastre militar fue, sin embargo, muy inferior a la que sufrieron los países derrotados: ya no podían perder nada más. Los países árabes; acababa de demostrarse de nuevo y esta vez con mayor crudeza; nada podrían hacer por ellos.
Así, a partir de la derrota, surgieron nuevas organizaciones políticas y armadas, se incrementó su adiestramiento, lograron más armas y ofertas de instrucción.
Israel actuando sola, había derrotado a tres de sus vecinos, apoyados por numerosos países árabes en lo que se recordaría como una de las campañas militares más rápidas y de mayor éxito de la época actual. Habían sido destruidos más de 400 aviones árabes, de éstos unos 60 en el aire, y capturados unos 800 tanques, algunos de ellos completamente destruidos.
El valor del equipo militar perdido por los árabes durante la Guerra de los Seis Días ascendía a más de 1.000 millones de dólares, valor que constituía aproximadamente el 70% del equipo pesado de tres Ejércitos árabes. La unidad, cohesión, disciplina y decisión del pueblo de Israel se unieron en perfecta simbiosis con la explosión sin precedentes de identificación y simpatía de los judíos del mundo entero, así como la ayuda de los no judíos de otros muchos países.
Israel, al final de la corta guerra, poseía 68.529km2 de territorio que antes se hallaban en manos de los árabes o lo que era igual a unos 1.115 km2 en los Altos del Golán, 5.879km2 en Judea y Samaria (Cisjordania, incluyendo Jerusalén Este), 360km2 en la franja de Gaza, y 61.175km2 en la península del Sinaí.
El final de la guerra de 1967 representó un trauma para el mundo árabe y creó unas expectativas de posibles e inminentes negociaciones, en las que Israel podría actuar desde una posición de fuerza, pero a lo que los países árabes, también en dificultades, no se prestaron, y por el contrario pronto comenzarían el hostigamiento contra las nuevas posiciones de las fuerzas israelíes.
Un estudio realizado por el Instituto de Estudios Estratégicos de Londres, resumió la campaña así: "La tercera guerra árabe-israelí probablemente será tema de estudio en las Escuelas de Estado Mayor y tal estudio posiblemente se haga durante muchos años.”
Al igual que las campañas del joven Napoleón, la capacidad y logística de las I.D.F. han proporcionado un libro de texto que ilustra todos los principios clásicos de la guerra: velocidad, sorpresa, concentración, seguridad, información, ofensiva y, sobre todo, cuanto concierne a la instrucción y moral de las tropas.
Los pilotos comprobarán, con evidente aprobación por su parte, cómo la Fuerza Aérea israelí se empleó primero para obtener un dominio en el aire mediante la destrucción de la aviación enemiga; después, para intervenir en las batallas de tierra destruyendo las comunicaciones enemigas, apoyando a toda operación de blindados e infantería y, por último, participando en misiones de persecución.
-El aumento de los refugiados palestinos-
Debido a la guerra se intensificó la tragedia palestina. No sólo perdieron sus esperanzas, sino que su situación empeoró al quedar Gaza y Cisjordania en manos israelíes mientras la lucha lanzó hacia el desierto transjordano a nuevos millares de refugiados.
Tras la apabullante victoria judía, la situación quedaba de esta manera: Israel unificaba bajo su dominio toda Palestina que tenía 3.500.000 de habitantes, de los cuales 1.000.000 eran palestinos.
El resto del pueblo palestino se componía de 1.300.000 personas más, de los cuales unas 800.000 estaban en Jordania; 300.000 en Líbano, Siria e Irak; y las 200.000 restantes en los Emiratos del Golfo, Egipto y países del Norte de África.
La postración palestina ante el desastre militar fue, sin embargo, muy inferior a la que sufrieron los países derrotados: ya no podían perder nada más. Los países árabes; acababa de demostrarse de nuevo y esta vez con mayor crudeza; nada podrían hacer por ellos.
Así, a partir de la derrota, surgieron nuevas organizaciones políticas y armadas, se incrementó su adiestramiento, lograron más armas y ofertas de instrucción.
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