viernes, 11 de mayo de 2007

Jerusalem y ¿el islam?


¿"Al-Quds de oro"? Jerusalem en el islam
Intifada de Al-Aqsa
Por el lic. Julian Schvindlerman (3/3/2002)

En 700 años de gobierno árabe, Jerusalem no sólo no fue jamás ungida como capital, o al menos convertida en centro cultural de importancia, sino que fue considerada una ciudad menor. El interés musulmán en Jerusalem no yace en el rol que ocupa en la teología, observancia o tradición islámica, sino, paradójicamente, en el rol que no ocupa en las mismas. El interés musulmán en controlar Jerusalem está basado fundamentalmente en negar el control de la ciudad a terceros, en el caso actual, al pueblo judío, más que en afirmar el propio nexo

"Yerushalaim shel zahav"

Jerusalem ha sido por milenios el foco de las emociones, plegarias y aspiraciones de los judíos en todos los confines de la tierra. Desde que el Rey David estableciera a Jerusalem como la capital de Israel tres mil años atrás ha permanecido como el "alma" del pueblo judío.
La centralidad de Jerusalem para la vida espiritual judía quedó plasmada en la tradición y observancia. Históricamente los judíos han rezado tres veces al día orientados hacia ella. Cada año, las pascuas judías concluyen con estas palabras: "El año próximo en Jerusalem". Cada año, el 9 de Av, según el calendario hebreo, el aniversario de la destrucción de Jerusalem en manos romanas y la subsiguiente pérdida de soberanía sobre Eretz Israel, el pueblo judío marca la calamidad con un día de ayuno y duelo. En los hogares judíos, tradicionalmente una pared o rincón era dejado a media construcción a modo de símbolo de que sus propias vidas estaban incompletas sin la ciudad santa.
Jerusalem está además positivamente presente en cada hogar judío al agradecer a D´s por las comidas, al casarse, al brindar consuelo a sus pares enlutados. La literatura judía está plagada de alabos a Jerusalem. ¿Quién no ha oído la conmovedora plegaria "Si me olvidare de ti, oh Jerusalem..."?. En la Biblia judía, "Jerusalem" aparece 587 veces; su sinónimo "Sión" otras 151. El himno nacional israelí finaliza con estas palabras: "...ser un pueblo libre, en nuestra tierra, la tierra de Sión, Jerusalem". El propio nombre de la ciudad deriva del nombre hebreo "Yerushalaim", la ciudad de la paz.


¿"Al-Quds de oro"?

En marcado contraste a esta evidente reverencia colectiva y milenaria judía hacia Jerusalem, los musulmanes han históricamente confinado a la ciudad a los rincones más apartados de sus anhelos. Jerusalem ha sido tan pero tan marginal para el Islam que en el Corán no es mencionada ni siquiera una sola vez. Al rezar le dan la espalda: incluso estando en Jerusalem, los musulmanes rezan orientados hacia la Meca.
En 700 años de gobierno árabe, Jerusalem no sólo no fue jamás ungida como capital, o al menos convertida en centro cultural de importancia, sino que fue considerada una ciudad menor. El interés musulmán en Jerusalem no yace en el rol que ocupa en la teología, observancia o tradición islámica, sino, paradójicamente, en el rol que no ocupa en las mismas. El interés musulmán en controlar Jerusalem está basado fundamentalmente en negar el control de la ciudad a terceros, en el caso actual, al pueblo judío, más que en afirmar el propio nexo.
En otras palabras, la actitud islámica hacia la ciudad santa es una actitud negativa, no positiva. Durante los últimos 13 siglos, Jerusalem ha sólo esporádicamente sido de importancia al pueblo musulmán, y tal interés errático estuvo basado en consideraciones políticas, no religiosas. La historia testimonia esta aseveración.

Jerusalem en la historia temprana y media del Islam:

En el año 622 de la EC, Mahoma abandona Meca por Medina, y en un intento de ganar adeptos judíos a la naciente religión, incorpora varios de los ritos y prácticas religiosas judías, entre las que se encuentran rezar en orientación al Monte del Templo en Jerusalem. Luego del rechazo judío a las prédicas mahometanas, el profeta musulmán sustituye Jerusalem por la Meca como foco de las plegarias.
Al siglo siguiente de la muerte del profeta, la dinastía Umayyad, que controlaba Jerusalem y estaba enfrentada con un liderazgo disidente en Meca, decidió elevar el status de Jerusalem para contrarrestar el poder de Arabia. Las virtudes de la ciudad comenzaron a ser destacadas en la literatura, en tanto que los "hadiths" (dichos y hechos del profeta) positivos a Jerusalem cobraron mayor relevancia. A finales del siglo VII, el Domo de la Roca fue construido sobre las ruinas del Gran Templo judío. Al siglo siguiente, los umayyads contruyeron una mezquita en Jerusalem, nuevamente sobre el Monte del Templo, y la llamaron la "mezquita alejada", también conocida como "al-Masjid-al-Aqsa", o simplemente "Al-Aqsa".
El nombre poseía un simbolismo muy especial. Al describir el viaje nocturno de Mahoma, el Corán dice: "Gloria a [Allah] quien tomó a su sirviente en un viaje nocturno desde la mezquita sagrada hacia la mezquita alejada". El Dr. Martin Kramer y otros entendidos en el tema sostienen que la "mezquita sagrada" existía en Meca, en tanto que la "mezquita alejada" apelaba a un lugar celestial, no terrenal. Pero incluso si aludía a un lugar terrestre, no podría ser en Palestina dado que dicha área recibía el nombre en el Corán de "la tierra más cercana".
En la actualidad los musulmanes aducen que Al-Aqsa es la mezquita referida en su texto sagrado como la "mezquita alejada". Una aseveración curiosa, dado que no había mezquita alguna en Jerusalem durante la vida de Mahoma. Jerusalem fue capturada por el califa Omar en el año 638, seis años después de la muerte del profeta islámico. Ochenta años después de la muerte de Mahoma, Abd el-Whad construyó la mezquita de Al-Aqsa. En consecuencia, es históricamente obvio que el profeta musulmán no pudo haber tenido esta mezquita en mente al compilar el Corán dado que la misma no existió por las siguientes 8 décadas posteriores a su muerte. Con lo cual, tal como acotó el Dr. Daniel Pipes, ¡así es como una mezquita construida con posterioridad a la revelación del Corán es retroactivamente insertada en los versos originales del Corán para validar un reclamo ulterior!
Con el colapso de la dinastía Umayyad en el año 750, Jerusalem perdió su brillantez. Durante los siguientes 350 años al ocaso político de la dinastía Umayyad, Jerusalem perdió relevancia religiosa en el mundo musulmán. Las loas literarias a Jerusalem disminuyeron, las construcciones se detuvieron, y las otrora gloriosas edificaciones incluso se desplomaron (el Domo de la Roca se derrumbó en 1016). Fue solamente a partir de la conquista de Jerusalem por los cruzados en 1099 que los musulmanes comenzaron a reafirmar la importancia de la ciudad. En el contexto de los preparativos para la captura de Jerusalem en 1150, hadiths y libros alabando las virtudes de Jerusalem reemergieron. Así como Saladino reconquistó la ciudad, el interés islámico en Jerusalem retornó a su posición de previa pasividad, a punto tal que uno de los nietos del propio Saladino cedió temporariamente la ciudad al emperador Federico II a cambio de asistencia militar a su hermano. La noción de que Jerusalem estaba nuevamente en manos infieles despertó fuertes reacciones y en el siglo XIII Jerusalem fue recapturada por luchadores musulmanes. Por los siguientes siete siglos, Jerusalem cayó en la irrelevencia habitual bajo la administración musulmana.

Jerusalem en la Historia Moderna del Islam

Bajo el imperio otomano la ciudad cayó en tal desatención que los varios viajeros que visitaron el área la describieron con penuria. En 1850 Gustav Flaubert encontró que la ciudad tenía "ruinas por todas partes". En 1867, Mark Twain escribió que la ciudad "ha perdido toda su grandeza antigua, y se ha convertido en una aldea paupérrima". Los renovados esfuerzos judíos en regresar a su capital, y estando ésta a partir de 1917 bajo control infiel (el Mandato Británico), despertaron, una vez más, la pasión musulmana por Jerusalem. Se comenzaron a recolectar fondos para restaurar el Domo de la Roca, líderes árabes comenzaron a visitar la ciudad, rezos en Al-Aqsa ganaron ímpetu y apasionados discursos sobre la santidad de Jerusalem para el Islam emergieron con vigor.
Luego de la guerra de 1948 Jerusalem cayó en manos musulmanas. Durante esta guerra, Jordania, una nación árabe, lanzó morteros contra la Ciudad Vieja de Jerusalem, convirtiéndose así en "el primer país en la era moderna en bombardear la ciudad santa", tal como señaló el profesor Yehuda Blum. (Bajo la administración jordana, los israelíes—incluyendo a los judíos y también a los árabes, fueran éstos cristianos o musulmanes—tenían prohibido acceder a sus lugares sacros en Jerusalem oriental. Cincuenta y ocho sinagogas de la Ciudad Vieja fueron profandas o destruidas, algunas de más de siete siglos de antigüedad. En el proceso, cientos de libros de rezos judíos fueron quemados. Asimismo, cerca de 50.000 lápidas del cementerio antiguo judío del Monte de los Olivos fueron removidas para ser usadas en proyectos de construcción, entre otros, letrinas. Algunas zonas dentro del cementerio fueron transformadas en estacionamientos y estaciones de servicio. Fue solamente a partir de la reunificación de la ciudad, luego de la conquista israelí en 1967, que la libertad de culto y el respeto a los lugares sacros de todas las religiones fue garantizada).
Al poco tiempo de estar bajo gobierno jordano, Jerusalem nuevamente perdió su esplendor en el Islam. Pipes nos explica que los hashemitas invirtieron energías en promover Amán, su capital, y no Jerusalem, como el centro político-administrativo de su reinado. Instituciones oficiales árabes importantes, tales como el Alto Comité Arabe, fueron cerradas, mientras que otras, tales como el Tesoro de la Waqf, mudadas a Amán. Actividades elementales tales como obtener un crédito bancario, suscribirse al servicio telefónico, o registrar un paquete postal demandaban un viaje a Amán. La radio jordana difundía los sermones de los viernes no desde la mezquita de Al-Aqsa sino desde una pequeña mezquita de Amán. (Incidentalmente, estos sermones eran censurados por las autoridades jordanas, una restricción que Israel rescindió al reunificar la ciudad en 1967). Las residencias de la familia real, así como la primera universidad jordana, fueron establecidas en Amán, no en Jerusalem. La economía jerosolimitana se estancó, miles de árabes la abandonaron, y la ciudad se transformó en un pueblito provincial de menor importancia. El propio rey Hussein muy ocasionalmente visitó la ciudad sacra, una actitud imitada por otros dignatarios árabes: entre 1948 y 1967 ningún líder árabe visitó Jerusalem. Ni tampoco en la Carta Nacional Palestina, el documento fundante de la OLP de 1964, podía hallarse una mención a Jerusalem.
Por supuesto, todo esto cambió significativamente a partir de 1967, año en que Jerusalem pasó a estar en su totalidad en manos israelíes. A partir de entonces, los árabes comenzaron a "extrañar" a Jerusalem. Menciones a la misma fueron incluidas en documentos oficiales de la OLP, y "fotos del Domo de la Roca aparecieron por todas partes, desde la oficina de Yasser Arafat hasta la verdulería de la esquina", en palabras de Pipes. La Liga Arabe adoptó numerosas resoluciones sobre Jerusalem. El Domo de la Roca halló su lugar en las monedas y billetes iraníes, desde la revolución islámica. El Ayatollah Khomeini declaró al último día viernes del Ramadán como el "día de Jerusalem". En años recientes, con Jerusalem sobre la mesa de negociaciones entre palestios e israelíes, varios gobernantes árabes expresaron públicamente sus deseos de rezar en la ciudad santa antes de morir, declararon emotivamente cuán trascendente es para ellos, etc., etc., etc.

Resumiendo

El argumento árabe-musulmán, tan en voga en la actualidad, de que Jerusalem es la tercera ciudad santa, luego de Meca y Medina, para el Islam, debe entenderse en el contexto de las líneas precedentes. La centralidad de Jerusalem para los musulmanes es un mito, y, como con casi todos los mitos árabes modernos, goza de enorme aceptación mundial. Afortunadamente, algunas figuras árabes han reconocido la tendencia y la han llamado por su nombre. El historiador marroquí Khalid Duran, afirmó que "la importancia de Jerusalem para los judíos y su vínculo con ella es ahora usurpado por los palestinos musulmanes". Más claro imposible.

La reseña histórica aquí presentada respecto al lugar que ocupó Jerusalem en el Islam está basada en "If I Forget Thee: Does Jerusalem Really Matter to Islam?", The New Republic, 28/4/97, escrita por el Dr. Daniel Pipes; en una nota por el mismo autor, "Whose Jerusalem", The Jerusalem Post, 19/7/00; "The Temples of Jerusalem", por el Dr. Martin Kramer, Peace Watch No. 277, 18/9/00, The Washington Institute for Near East Policy; así como en una sinópisis armada por el Dr. Kedar de la Universidad Bar-Ilán, "How Did Jerusalem Come to be so Holy to Moslems? (Why and when was the myth of al-Aqsa created)", distribuída por email en octubre de 2000.

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