viernes, 2 de enero de 2009

Para los que quieran saber

Completísimo informe realizado por Andrés sobre la situación en Gaza:
Breve reseña histórica:

Cuando las imágenes se tornan violentas en Medio Oriente muchos se preguntan qué pasa. Creo que hay que remontarse unos pocos años atrás, para entenderlo ésta vez, pero estamos frente a lo mismo de siempre. Lamentablemente, la paz, para algunos, simplemente no es negocio.

Al término de la Segunda Intifada, hace tres años, entre agosto y septiembre del 2005, el gobierno israelí, dirigido por el entonces Primer Ministro Ariel Sharón, decidió por mayoría de votos que los asentamientos judíos en la Franja de Gaza debían ser completamente desalojados, por la fuerza si era necesario, y retirarse a las fronteras israelíes internacionalmente reconocidas. A este plan se lo llamo “desconexión”. En vista de la dificultad de negociar la retirada israelí con la Autoridad Palestina, el gobierno israelí decidió aplicar una retirada inmediata y unilateral. Y así sucedió. En poco menos de un mes, se llevó a cabo la evacuación forzada de los civiles israelíes de Gaza junto con los militares que los protegían, en un contexto que generó mucho esfuerzo y mucha polémica dentro del público israelí que terminó prácticamente dividiendo a la sociedad en dos. No obstante, la mayoría de los israelíes esperaban que con este gesto se pudiera lograr la paz y la seguridad para ambos pueblos. Esperaban que con esta retirada de gran envergadura se lograra un mayor acercamiento al entendimiento y un avance en las negociaciones de paz que venía manteniendo Israel con la Autoridad Palestina. Lo que sucedió fue, exactamente, todo lo contrario.

Poco después de que se llevara a cabo la desconexión, se produjeron las elecciones legislativas palestinas. En enero del 2006, la agrupación islámica Hamás, ganó democráticamente dichas elecciones por estrecho margen, quedando como la organización ganadora de las elecciones nacionales palestinas. Sin embargo, Israel no reconoce al Hamás como una organización palestina legítima para negociar porque hasta hoy se niega a cumplir con las demandas básicas que le exige la comunidad internacional para ser un socio válido para la paz: reconocer el derecho de Israel a existir, renunciar a la violencia terrorista y aceptar los acuerdos palestino-israelíes previos. En junio del mismo año, la organización Hamás perpetró un atentado terrorista desde Gaza contra un puesto militar israelí del otro lado de la frontera, asesinando a dos soldados y secuestrando a un cabo de 19 años llamado Guilad Shalit, lo que provocó una respuesta militar israelí limitada contra las agrupaciones armadas palestinas en Gaza, sin lograr la liberación del soldado secuestrado. El Hamás condiciona la liberación del soldado secuestrado a la puesta en libertad por parte de Israel de numerosos terroristas, asesinos y criminales de guerra palestinos con sangre en las manos, algo que ha dificultado las negociaciones para la liberación del cautivo. Hasta el día de hoy, el paradero y estado de salud de Shalit se desconoce por completo.

Posteriormente las rivalidades entre las dos agrupaciones palestinas principales, Al-Fatah y Hamás, se fueron intensificando gradualmente. En junio del 2007, estalló la violencia entre ambas organizaciones cuando el Hamás, mediante un golpe de Estado sangriento en la Franja de Gaza, tomó el control completo de dicho territorio, asesinando en el camino a más de 600 palestinos de forma brutal que, en su mayoría, pertenecían al movimiento del Fatah (de acuerdo a las estadísticas provistas por numerosas agrupaciones de derechos humanos palestinas y la israelí Betzelem) donde, en el trato que Hamás dispensó a sus adversarios políticos, se incluyeron decapitaciones, flagelaciones, amputaciones de manos, torturas y crueles palizas (cabría añadir que no vimos grandes protestas internacionales por este hecho). A partir de entonces, la agrupación que gobierna y controla estrictamente, de hecho y derecho, el destino del millón y medio de palestinos que viven en la Franja de Gaza es el Hamás, mientras que el moderado Fatah controla Cisjordania.

Desde ese entonces, el Hamás ataca de manera cotidiana a las poblaciones del sur de Israel con misiles, cohetes, morteros y atentados desde Gaza. Desde la retirada israelí de Gaza hace tres años hasta el momento, alrededor de 10.000 misiles y obuses de mortero fueron disparados por el Hamás y otras agrupaciones terroristas desde Gaza de manera exponencial contra objetivos puramente civiles en el territorio soberano israelí, sembrando la muerte, el horror y la destrucción en diversas ciudades, kibutzim, poblados y granjas israelíes. Si bien en Israel han muerto trece personas y más de setecientas resultaron heridas desde 2001 por los cohetes lanzados desde Gaza, el problema no se puede reducir a cifras, sino que debe ser medida en términos de intenciones. Esos 13 muertos son civiles inocentes y todos los objetivos de estos cohetes son puramente civiles: escuelas, jardines de infantes, casas, hospitales, centros comerciales y áreas densamente pobladas. También se debe tener en cuenta que el Hamás, mediante estos ataques balísticos, amenaza y vuelve imposible la vida de cientos de miles de israelíes que viven en el sur, lo que constituye un infierno en vida. Afortunadamente el Hamás no puede ocasionar más muertes israelíes momentáneamente, no por falta de intención, sino por falta de una mayor capacidad militar y las acciones de Israel que muchas veces se lo impiden.
Hace tiempo que los palestinos están divididos y no se puede considerarlos una unidad nacional homogénea. Tenemos hoy en día dos grandes unidades políticas, la Autoridad Palestina en Cisjordania (controlada por el Fatah de Abu Mazen) y el Hamás en la Franja de Gaza, que, no sólo están enfrentadas y separadas por lo geográfico y lo religioso, sino por sus agendas, por el “qué queremos”. Incluso si se mantuvieran así, y sus diferencias se redujeran al tipo de Estado palestino que quisieran ver creado junto a Israel, el Estado judío estaría dispuesto a continuar con la agenda de dos Estados para dos pueblos, convertida en los últimos años en política de estado. Pues que quede claro: Israel ha entendido que dos Estados para dos pueblos es el llamado de la hora, la solución para la paz. El problema radica en que una parte del establishment palestino, el del bloque fundamentalista e intransigente de Hamás, hasta el día de hoy no ha conciliado con la mera existencia de Israel, y con esa parte es que Israel tiene un problema. No con la OLP, no con la Autoridad Palestina, y mucho menos con el pueblo palestino, sino con el Hamás. Sólo con el Hamás, cuya agenda contradice la mera existencia de Israel y niega el derecho a la autodeterminación de los judíos como pueblo, tan defendida por las izquierdas occidentales.
Dicho sea de paso: las izquierdas occidentales, al defender al fundamentalismo islámico creen estar defendiendo a los pueblos subyugados por él, cuando en realidad están reivindicando, como idiotas útiles, a los regímenes más reaccionarios y fascistas de la historia humana, con los que no hay negociación que valga. No quisiera ver ningún izquierdista latinoamericano, progresista y derecho-humanista, intentando organizar una huelga obrera en Irán o defender los derechos de las mujeres, por el simple hecho de que sería ejecutado sin miramientos.

La tregua:
Al comenzar el año 2008, el Hamás intensificó enormemente sus ataques contra los poblados del sur de Israel, generando una respuesta militar pero limitada de las fuerzas de defensa israelíes que finalmente desembocaron en una frágil tregua pactada en junio entre ambos contendientes. La tregua debía durar seis meses y llevar a una extensión de la misma, un avance en las negociaciones para la liberación de Guilad Shalit y un posible comienzo de negociaciones políticas directas.
A lo largo del medio año de la tregua, el Hamás u otras organizaciones bajo su control, han lanzado contra los poblados del sur de Israel alrededor de 1000 cohetes, misiles y morteros, disparados desde Gaza, a pesar de la tregua (por lo que se contabiliza en casi 4000 los misiles lanzados por el Hamás contra territorio israelí en este último año). A su vez, las agrupaciones terroristas en Gaza utilizaron la tregua para rearmarse y entrenarse.
La respuesta de Israel ante estas violaciones de la tregua ha sido principalmente cerrar los pasos fronterizos que conducen al territorio controlado por el Hamás. Todo el mundo sabe (esto se puede consultar con las más diversas fuentes de información) que a través de Egipto e Israel ingresan permanentemente los suministros básicos a Gaza destinados a la población civil. Alimentos y medicinas nunca faltan. En cuanto a la electricidad, el combustible, el gas y otros productos que le provee el gobierno israelí a la población de Gaza de forma gratuita (sin ninguna obligación legal o moral para hacerlo), a veces, durante las violaciones a la tregua por parte del Hamás, se interrumpía brevemente por unos pocos días. Hay dos razones para explicar esto. La primera razón es como medio de presión hacia el gobierno de Hamás para que cese el disparo de cohetes y morteros contra civiles israelíes. La segunda es debido a que el Hamás aprovecha los escasos combustibles, electricidad e incluso caños que llegan al territorio de Gaza, para fabricar los misiles que utilizan a la hora de atacar a la población israelí, en vez de proveer a la población palestina bajo su control de las necesidades básicas más necesarias. Dicho sea de paso, sería curioso saber qué otro país del mundo le provee de diversos insumos a un territorio hostil desde el que se ataca a la población de dicho país con misiles y morteros (amén de no reconocer su derecho a la existencia).
En julio del 2008, el recientemente electo presidente norteamericano Barak Obama declaró: ‘Si correría el riesgo de que a mis hijas les cayera un cohete mientras están durmiendo, yo haría todo lo posible por impedirlo, y esperaría que Israel haga lo mismo’.
Durante el período de tregua, aparentemente Hamás quería imponer nuevas reglas de juego, en las que para que sus hombres o miembros de otros grupos radicales se abstengan de disparar cohetes y morteros, Israel también se abstenga totalmente de abrir fuego. El problema es que pretendían que Israel no haga nada tampoco cuando colocaban cargas explosivas junto a la cerca fronteriza, sabiendo que por allí pasarán patrullas (del lado israelí, no del palestino). Y quieren hacer a Israel “pagar” si mata a miembros de células terroristas que estaban por lanzar cohetes en el mismo momento… o cuando frustra un atentado en camino, también matando a quienes se disponían a perpetrarlo durante la supuesta tregua... “Israel viola la tregua” era la acusación. Claro, es que Israel tuvo el terrible atrevimiento de intentar impedir ataques que Hamás preparaba… a pesar de la tregua.
Provocaciones y causas:

En diciembre del 2008, el período de tregua había finalizado. Para evitar una mayor escalada de la violencia, el gobierno israelí trató de ampliar la tregua con Hamás por intermedio del gobierno egipcio. Desde Damasco, el líder en el exilio del Hamás, Jaled Mashal, anunció públicamente a viva voz que la tregua había terminado y no se renovaría más, algo plenamente compartido por el gobierno de Hamás en Gaza liderado por el ministro Ismail Haniye.

A partir del miércoles 24 de diciembre, terroristas palestinos comenzaron a bombardear desde Gaza todo el sur de Israel con obuses y cohetes de alto poder destructivo, causando temor y desesperación en la población civil israelí y perjudicando los esfuerzos diplomáticos por revivir la tregua.

Varias personas resultaron heridas en Israel y las pérdidas materiales fueron cuantiosas, aunque las consecuencias fatales de los ataques tuvieron lugar precisamente en Gaza, donde explosivos estallaron "por error", matando a dos terroristas e hiriendo a tres civiles.
El jueves y el viernes fueron testigos de una ola ininterrumpida de ataques con cohetes Kassam, Katiusha, obuses de mortero y misiles Grad contra el sur de Israel, lanzados por el Hamás desde Gaza. Los ataques, destinados al territorio israelí, se sumaron a los más de 200 que se habían producido la semana que finalizó el alto al fuego, sin que Israel consiguiera detenerlos por intermedio de acciones diplomáticas para reavivar la calma. Entre las víctimas mortales de estos ataques, se destacan dos niñas palestinas que murieron cuando un misil Kassam, lanzado por terroristas del grupo Jihad Islámica desde la Franja de Gaza, que tenía originalmente como destino el territorio israelí, cayó sobre el techo de su casa. Al mismo tiempo, el Hamás prometía “golpear Sderot, más allá de Sderot y más allá de más allá de Sderot”.
Israel se cansó. Resulta imposible vivir bajo el asedio de los cohetes que le tiraban desde Gaza a diario y en centenares. No obstante eso, Israel lanzó una última advertencia.
Desde hacía un año, Israel amenazaba a los extremistas palestinos en la Franja de Gaza con una operación militar. El primer ministro israelí Ehud Olmert pronunció "la última advertencia" a la organización terrorista islámica Hamás.

Según los medios, el gabinete de seguridad israelí decidiría sobre la intervención del ejército en el caso de que no cesen los ataques con cohetes de fabricación casera, pero de alto poder destructivo.

Israel postergó la ofensiva una y otra vez, porque entre otras cosas, no sólo estaba en juego la vida del soldado secuestrado Guilad Shalit, sino también la de otros miembros del ejército y la de civiles palestinos.
He aquí un video que muestra solo una pequeña parte de lo que vienen sufriendo los poblados del sur de Israel de manera permanente desde hace ocho años gracias a los cohetes lanzados desde Gaza, siendo ignorado su sufrimiento por gran parte del mundo:

El Primer Ministro israelí Ehud Olmert lanzó el siguiente comunicado a los palestinos de la Franja de Gaza:

”Amigos de Gaza:
Hoy les hablo con dolor, como abuelo, yo se que no hay peor cosa que poner en riesgo a mi propio nieto. ¿Acaso el espíritu del Islam habla de matar niños inocentes? Pues, Hamás hace eso. Yo les pido por favor en un desesperado llamado de último momento:
¡¡Párenlos!!
Ustedes pueden frenar a Hamás.
Yo se cuanto quieren ustedes poder levantarse en paz todas las mañanas y poder mandar a sus hijos tranquilamente a la escuela. Hamás es el enemigo, no solo de Israel, sino también es vuestro propio enemigo.
Nosotros en Israel queremos todos vivir en buena vecindad con ustedes. Los queremos. No queremos herir a nadie ni luchar contra el pueblo palestino.
No permitan a esos asesinos de Hamás luchar contra el Islam y provocar víctimas inocentes en su propio pueblo. Por favor, deténganlos.”
Este fue el llamamiento público de Ehud Olmert a los grupos radicales palestinos para que detuvieran el lanzamiento de proyectiles a los 700.000 israelíes que viven en las comunidades fronterizas.

Como una especie de última oportunidad, el viernes el ejército israelí permitió el paso a la Franja de Gaza de un centenar de camiones con provisiones como alimentos y medicamentos, así como cereales.

De esta manera, se les pretendía dar a los terroristas palestinos la posibilidad de detener el lanzamiento de cohetes y evitar así la ofensiva militar en el último minuto.
Poco tiempo después, ya iniciada la contraofensiva israelí sobre el Hamás en Gaza, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas (Abu Mazen), afirmó que el Hamás podría haber evitado los bombardeos israelíes sobre Gaza si hubiera decidido ampliar la tregua con Israel. “Hablamos con Hamás y les dijimos ‘por favor, os lo pedimos, no pongáis fin a la tregua, dejad que la tregua siga, que no acabe’, y así podríamos evitar lo que ha sucedido”, declaró en El Cairo.
Hamás siguió disparando. El público israelí, en un porcentaje del 90%, se decantó por apoyar una operación militar en Gaza contra el Hamás para detener el sufrimiento de los habitantes del sur del país. En el parlamento, se logró un amplio consenso para la ofensiva militar que contó con el apoyo de una multitud de sectores que abarcan desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda (desde “Unión Nacional” hasta “Meretz”). En ese momento, los llamados “palomas” (pacifistas) decían exactamente lo mismo que los “halcones” (belicistas): hay que hacer algo al respecto, lanzar una operación militar de gran envergadura en Gaza y proteger a nuestra gente en el sur.

Operación Plomo Sólido:
El sábado 27 de diciembre del 2008 a las 11:30 hs (hora local), Israel dio comienzo a la Operación Plomo Sólido (nombre en referencia a una canción judía de Hanukah) con una serie de ataques aéreos contra blancos militares precisos, instalaciones de entrenamiento de terroristas y objetivos políticos del Hamás en la Franja de Gaza, como respuesta a los frecuentes ataques palestinos con cohetes Kassam y fuego de mortero contra las comunidades civiles del sur de Israel. En los días siguientes, la Fuerza Aérea de Israel desplegó aproximadamente 100 toneladas de explosivos, con una cifra estimada del 95% de precisión, alcanzando sus objetivos exitosamente. Según fuentes israelíes, la Fuerza Aérea bombardeó aproximadamente 100 instalaciones de seguridad del Hamás (incluyendo las comisarías, las prisiones y los centros de comando). Israel golpeó y lo sigue haciendo en todas las principales ciudades de la Franja de Gaza donde se refugia el Hamás, incluida la ciudad de Gaza y Beit Hanoun en el norte, Jan Yunis y Rafah en el sur. El 28 de diciembre, la Fuerza Aérea de Israel destruyó la estación de televisión Al Aqsa utilizada por el Hamás y el 29 de diciembre bombardearon un edificio de laboratorio en la Universidad Islámica de Gaza que, según fuentes israelíes, se utilizó para el desarrollo de cohetes y explosivos. Hamás respondía lanzando cientos de misiles de largo alcance contra ciudades y poblados israelíes. Mientras Israel continuaba el ataque, permitía al mismo tiempo el arribo a Gaza de cientos de camiones coordinados por la Cruz Roja, con toneladas de ayuda humanitaria encima, para evitar daños a la población civil palestina. En cuanto a los heridos, el ministro de Relaciones Exteriores egipcio acusó al Hamás de impedir que los palestinos recibieran tratamiento médico en los hospitales del Sinaí al impedir que crucen la frontera hacia Egipto, en lo que parecía ser un intento del Hamás de forzar una crisis humanitaria para culpar a Israel.
Según datos proporcionados por las Naciones Unidas, hasta ahora hay alrededor de 375 muertos palestinos, de los cuales 60 son civiles, por lo que se puede concluir que más del 80% de las víctimas fatales palestinas durante el transcurso de la operación israelí, eran miembros del Hamás. En cuanto a las víctimas civiles, nadie puede negar su sufrimiento. Y esto es producto de que la agrupación Hamás comete un doble crimen de guerra: por un lado, los blancos de sus ataques permanentes son civiles israelíes; al mismo tiempo, los miembros de esta organización terrorista se refugian, se rodean y disparan desde áreas civiles palestinas densamente pobladas, utilizando a su población como escudo humano, para que Israel mate a esa gente, lo que constituye un crimen aún peor. No obstante esto, Israel trata de evitar bajas civiles con ataques cada vez más precisos y permitiendo el permanente paso de camiones con ayuda humanitaria a la Franja de Gaza para evitar una catástrofe humanitaria en el territorio.
Artículo del pacifista argentino-israelí Mario Wainstein, cofundador del movimiento Paz Ahora (Shalom Ajshav en hebreo):

El deber primero de un Estado es brindar seguridad física a sus ciudadanos. En el contrato social que tácitamente todos firmamos, renunciamos voluntariamente a gran parte de nuestra libertad a favor de un apoyo y una defensa más grandes que los únicamente nuestros en cuestiones que nos son fundamentales. Si la gente de Sderot y alrededores tienen que arreglarse como puedan frente a los ataques de Gaza, no necesitan al Estado y tienen todo el derecho de negarse a pagar impuestos, de no enrolarse en las filas del Ejército e incluso de adiestrar a milicias propias para que los defiendan de la agresión.

Dado que hemos probado todas las vías imaginables para impedir las agresiones, tanto las militares mesuradas como las diplomáticas, incluida la retirada y evacuación de todo el territorio de la Franja de Gaza, y dado que no lo hemos logrado, quedan dos alternativas: decidir que no lo podemos impedir, como quisiera Hamás, y evacuar Sderot, después Ashkelon y después Ashdod, y así sucesivamente, o decidir que es suficiente: la línea de frontera de 1967 deberá ser defendida por todos los medios a disposición de cualquier Estado soberano que se precie, y nadie podrá osar hacer caer ni un pelo de un ciudadano israelí en esta parte de la frontera.

Hemos llegado a la segunda de las decisiones, porque la primera es suicida. La desconexión nos tiene que dar la legitimidad para la acción, ya no sólo en la arena internacional, sino en la más importante, la interna, la que lleva a crear un amplio consenso de pared a pared.

Que sepa todo el mundo, amigos y enemigos, que Israel defenderá su línea de frontera con todos los medios a su disposición y en la forma en que lo considere correcto. Aquí no habrá ``justa medida'' sino una firme decisión de lograr los objetivos.

Para eso se necesita, antes que nada, saber cuáles son esos objetivos, es decir, qué queremos. Creo que se puede enunciar así: lograr que nadie sea agredido dentro del territorio soberano del Estado de Israel por fuerzas enemigas externas. No menos que eso, tampoco más. No hay ninguna diferencia entre Sderot y Tel Aviv desde el punto de vista político o legal. La diferencia reside sólo en la cercanía a la línea de frontera con Gaza: si pudiesen llegar a Tel Aviv con sus proyectiles, lo harían con gusto, no es que tienen especial odio a los judíos que viven en Sderot. Por lo tanto, la reacción a un misil en Sderot debe equivaler a la de un misil en Tel Aviv.

Lo segundo, es actuar con suma prudencia. Es muy fácil aplicar remedios que después resultan peores que la enfermedad que pretendían combatir. No tenemos ningún interés en ocupar Gaza y su alrededor de millón y medio de habitantes y por lo tanto no hay que apresurarse a entrar con fuerzas de infantería. Si ello fuese necesario, debe estar también bien claro para qué, por cuánto tiempo y cómo y cuándo se sale. A la entrada de la Franja debe apostarse un portero: al que no sepa decir cómo se sale, no se le permite entrar.

Lo tercero es saber que esto no es un picnic: puede durar mucho tiempo, demandará un precio doloroso inevitable y a partir de determinado momento deberá enfrentar a sostenidas presiones internacionales. Deberemos tratar por todos los medios de reducir el sufrimiento de la población civil a ambos lados de la frontera, pero no lo podremos evitar, sobre todo porque Hamás no dudará en disparar usando a la población civil como escudo humano.

Este escenario todavía se puede evitar, aunque esa posibilidad es remota. Para ello se requiere tan sólo que se deje de atacar a la población civil israelí. A esta altura de los acontecimientos, ello parece mucho pedir. Si Israel entra, por lo tanto, a la respuesta militar que tanto ha tratado de evitar, deberá persistir en ella hasta el final, hasta lograr los objetivos, cueste lo que cueste.

Posteriormente Mario Wainstein escribió una segunda parte del artículo arriba citado: http://www.aurora-israel.co.il/articulos/israel/Opinion/18362/?utm_source=Noticias%2Bdiarias%2Bjueves&utm_medium=01-01-09%201ra%20edic


Repercusión internacional

Como ya es sabido, cada vez que se intensifica la situación en Medio Oriente, la repercusión es mundial.
Todos los medios cuentan lo que esta pasando pero siempre con alguna tendencia que los caracteriza.
Además, la ignorancia de muchos lectores de diarios, televidentes, etc, hace que el antisemitismo resurja, en algunos casos, disfrazado de antisionismo.
En los últimos días hemos escuchado por la radio o la televisión todo lo que esta pasando entre el Estado Israel y los pobres palestinos que viven en la Franja de Gaza, supuestamente sin luz, sin comida y sin medicamentos.
Esta en cada uno de nosotros darse cuenta cuál es el grado de veracidad en lo que dicen.
Diarios como Clarín o Página 12y Semanario del partido obrero, cada vez que pueden aprovechan para deslegitimizar a Israel de forma brutal.
Todos sabemos que en una guerra mueren inocentes. Pero tenemos que entender que Israel lo que único que quiere es terminar con los ataques de los islamistas del Hamás, cuyo único objetivo es la de matar y acabar con los judíos. Israel está defendiendo a sus ciudadanos que lamentablemente no pueden vivir tranquilos ya que en cualquier momento les cae un cohete en su hogar.
La mayoría de los periódicos españoles, entre ellos La Vanguardia o El Mundo, informan de manera sesgada y claramente anti-israelí lo que está sucediendo en Gaza, sin explicar siquiera las razones del operativo llevado a cabo por Israel, además de ignorar por completo el sufrimiento de los israelíes. Aunque el máximo record en España se lo llevan diarios extremos como El País o 20-minutos que directamente se pusieron como objetivo, en vez de informar a la gente sobre lo sucedido, la tarea de demonizar al Estado de Israel de una manera vergonzosa que roza lo antisemita.
No podemos dejar de mencionar que también existe la prensa neutral, incluso a veces con una leve tendencia pro-israelí, como por el ejemplo C5N.
En algunos casos aislados, encontramos por ejemplo periódicos como La Razón de España, totalmente a favor de Israel, aunque constituyen la excepción antes que la regla.
Todas las religiones buscamos la paz. Pero si siguen habiendo grupos terroristas como el Hamás, o el Hezbolla; difícilmente podamos alcanzarla.
La prensa siempre busca su propio beneficio. No dejemos que nos engañen. No seamos ignorantes. Debemos estar informados por muchos medios de comunicación de la más diversa índole.

Análisis de la cobertura de los sucesos de Gaza por los medios de prensa latinoamericanos. Por Issac Galante para Guysen International News:

http://www.guysen.com/es/articles.php?sid=8791

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